sábado, 26 de septiembre de 2009

CINE DE ARTE: EL MÉTODO


TITULO ORIGINAL
El método (El Método Gronhölm)
AÑO
2005

DURACIÓN
112 min.
Trailers/Vídeos
PAÍS

DIRECTOR
Marcelo Piñeyro
GUIÓN
Mateo Gil, Marcelo Piñeyro (Obra: Jordi Galcerán)
MÚSICA
Frédéric Bégin, Phil Electric
FOTOGRAFÍA
Alfredo F. Mayo
REPARTO
Eduardo Noriega, Eduard Fernández, Najwa Nimri, Ernesto Alterio, Adriana Ozores, Carmelo Gómez, Pablo Echarri, Natalia Verbeke
PRODUCTORA
Coproducción España-Argentina; Alquimia Cinema / Tornasol Films


Sin duda una de las etapas más agradables de mi vida, fue la que viví en la Universidad, aunque hay que decir que también era estresante en ocasiones, ya saben, eso de trabajar y estudiar al mismo tiempo se vuelve un tanto pesado y al cabo de cierto tiempo uno se ha convertido en zombie sin darse cuenta.

Pero bueno, la Universidad nos otorga las herramientas para enfrentarnos a ese terrorífico mundo laboral, el cual nos espera con sus brazos abiertos (jajaja como no) a miles de jóvenes que hemos de buscar y competir para encontrar un trabajo que por lo menos satisfaga las necesidades económicas y personales. Sin saber que para lograrlo entraremos en una lucha encarnizada donde el más fuerte y no necesariamente el más inteligente se queda con el trabajo.
Así pasa en esta cinta, la cual nos muestra un grupo de siete personas, elegidos por una transnacional (en Madrid, España) para una última prueba, de la cual el que tenga más aptitudes (o menos escrúpulos) podrá quedarse con un importante puesto, todo esto a través de la aplicación del Método Gronhölm.
Dicho método consiste en una sucesión de pruebas grupales en las que, se hace interactuar y relacionarse a los candidatos para comprobar su personalidad, capacidad de trabajo en equipo y otras de las actitudes y aptitudes de cada miembro.
La premisa es interesante, ya que todo se desarrollo dentro de una sala de juntas, y aspectos como el tiempo, la paciencia y estrategias de cada aspirante, pondrán a prueba la integridad de cada uno de ellos. La empresa no elegirá ni eliminará directamente a alguien (hijos de p...), lo harán entre si y el que quede será el ganador. De hecho no hay ningún representante de la institución, solo la recepcionista.
El grupo esta conformado por Carlos (Eduardo Noriega) es probablemente el más joven y actúa con cautela. Nieves (Najwa Nimri) una guapa mujer un tanto insegura, Julio (Carmelo Gómez) abogado con personalidad ecuánime, Fernando (Eduard Fernández) un tipo maduro seguro de si mismo, Ana (Adriana Ozores) mujer entrada en los cuarenta y segura, Enrique (Ernesto Alterio) el indeciso y por último Ricardo (Pablo Echarri) el agresivo.
Todos ellos sin conocerse tendrán que interactuar entre si, lo que no saben es uno de ellos es un psicólogo de la empresa, y esta como infiltrado para evaluar el comportamiento de cada aspirante.
Por ejemplo en cierta prueba, todos deben trabajar en equipo para descubrir al infiltrado. Las instrucciones se dan a través de las computadoras que se encuentran en el escritorio. Obviamente como nadie se conoce harán juicios de valor, en base al aspecto físico, profesión y manera de hablar.

La cinta saca a relucir la parte más oscura del ser humano, ya que aspectos como la desigualdad de géneros, la mentira, la envidia, el chantaje, la traición, etc. son mostrados con forme avanza la misma. Es como si presenciáramos SAW, el Juego Macabro (James Wan, 2004) pero en versión laboral. Y es que las situaciones que se presentan entre los personajes, por ser tan apegados a la realidad dan miedo.

Es importante mencionar que la historia atrapa desde el comienzo, ya que nos muestra la personalidad de cada protagonista, algunos no serán de nuestro agrado, probablemente con otros nos identifiquemos, pero ninguno es lo que parece.
Su único escenario (una oficina) es otro punto favorable, ya que su decoración al igual que su ambientación es demasiado fría, provocando sensaciones de encierro, deterioro físico y mental. Los actores están correctos en sus papeles dotando de humanidad a sus personajes por lo que el relato se vuelve creíble.

El plato esta servido señores, solo queda cuestionarse como espectador ¿hasta dónde seriamos capaces de llegar por un empleo?, ¿Pasaríamos por encima de la integridad de otro ser humano por lealtad a una empresa? O tal vez, por vivir en un sistema de capitalismo, donde las grandes corporaciones tienen el control y las personas son vistas como objetos reemplazables lo demás no importa.
Aquí no hay final feliz, más bien uno bastante agrio y lo peor es que probablemente sea demasiado real.


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