miércoles, 17 de septiembre de 2014

HER (Ella) de Spike Jonze

Título original: Her
Año: 2013
Duración: 126 min.
País: Estados Unidos
Director: Spike Jonze
Guión: Spike Jonze
Música: Arcade Fire, Owen Pallett
Fotografía: Hoyte Van Hoytema
Reparto: Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson, Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde, Chris Pratt, Sam Jaeger, Portia Doubleday, Katherine Boecher, Alia Janine, Matt Letscher
Productora: Sony Pictures Worldwide Acquisitions (SPWA) / Annapurna Pictures
Género: Ciencia Ficción.

Las películas de Spike Jonez tienen la particularidad de combinar el mundo real con el universo onírico, cualidad narrativa en el cual se formulan interrogantes existenciales sobre el ser, como en Being John Malkovich (1999) donde el director plantea la tesis que versa sobre qué pasaría si se fuese otra persona y como todos somos marionetas de un sistema, en Adaptation (2002) la cosa se torna no menos compleja y se nos presenta una especia del 8 ½ (Federico Fellini , 1963) donde Nicolas Cage se pone el traje de actor serio e interpreta a los hermanos Kaufman (guionistas de la propia cinta) y se exponen las neurosis que provoca muchas veces el proceso creativo, por lo cual la narración va tomando tintes en plan meta. Y más recientemente en  Donde viven los Monstruos (2009) Jonze nos manda a un viaje intrínseco a las profundidades más lúgubres y salvajes del propio ser humano a través de un cuento infantil para enfrentar los propios demonios personales.

Pues bien en Her (Ella) Spike Jonze crea un relato bastante intimista, irónico y por qué no decirlo tierno, sobre los procesos de despersonalización del sujeto como consecuencia del uso desmedido de tecnología y como afecta esto cognitiva y sensorialmente al individuo común y corriente. La cinta nos cuenta la historia de un futuro no muy lejano, donde un individuo llamado Theodore (Jaquin Phoenix) de personalidad reservada dedica su vida a escribir cartas bastante emotivas a infinidad de personas (su trabajo consiste en redactar dichos escritos para expresar diferentes emociones según lo pida el cliente), no pasa mucho tiempo para descubrir que la tristeza que emana de nuestro protagonista se debe a que le han roto el corazón pues lleva un tiempo de haberse divorciado ya  de su mujer (Rooney Mara), por lo cual no se relaciona de manera profunda con ninguna persona, y su única válvula de escape es su trabajo.

Empero cierto día Theodore encuentra en venta un novedoso sistema operativo (voz de Scarlett Johansson) que cuenta con características bastante novedosas como el hecho de descubrir que dicho software se halla como una entidad con inteligencia artificial que puede desarrollar intuición, razonamiento y lo más sorprendente; emociones y toma de decisiones (ella se autonombra Samantha), por lo cual se vuelve la única compañía de nuestro lánguido protagonista quien se mantiene en contacto a través de su dispositivo móvil. Es así que entre este peculiar par  inicia una relación en donde el ente humano  desarrolla esa capacidad por compartir sus anhelos, tristezas y cuestionamientos que envuelven su propia humanidad, (los cuales era incapaz de mostrar ante otras personas) haciendo que su contraparte (si se puede llamar utópica) inicie a replicarlo también en estos ámbitos; creándose así posteriormente una relación sentimental que acarreara por supuesto los mismos pormenores de iniciar un vínculo con cualquier otra persona, puesto que Theodore y Samantha experimentaran la emoción de la amistad, el enamoramiento, la adaptación en intereses y caracteres diferentes que los hacen únicos como sujetos, la crisis existencialista que también causa encontrarse en una correspondencia al revelar que en ocasiones los caminos los llevaran por diferentes destinos, y por supuesto la inevitable ruptura que causa esa perfecta imperfección que en ocasiones marcan las complejas relaciones interpersonales.

Empero el guión de Jonze no solo explora en los aspectos que he mencionado con anterioridad, ese estudio que no es poca cosa pues el hecho de que el realizador borde dichos planteamientos con herramientas argumentales basados en un universo que bien podría entrar en los terrenos de la ciencia ficción, por supuesto amplían la credibilidad y la tesis del propio relato; pero lo más sorprendente quizá (y gratificante por lo menos para un servidor)  es también descubrir ese jugoso discurso entre líneas que más bien podrían considerarse cuestionamientos al propio espectador como aquellos que versan sobre la trascendencia espiritual (que no religiosa) por encima de la materia o la infinidad  intelectiva que podría alcanzar el sujeto cuando logre desprenderse de todas sus ataduras; de ahí que por momentos el relato se torna bastante Nietzscheziano.

Por tal motivo el relato se vuelve de vital importancia para el espectador, pues dichos cuestionamientos filosóficos, tecnológicos y humanistas están tan bien planteados que estos corren a través de las motivaciones de los protagonistas, aspecto que finalmente repercute en la tridimensionalidad de los mismos. De ahí que el personaje que interpreta soberbiamente Joaquín Phoenix inevitablemente se torna conmovedor, sus vivencias le importan al espectador pues estas se muestran con naturalidad y coherencia, aun y cuando nos enfrentamos a una peculiar premisa que significa visionar la relación amorosa entre un humano y un “ente” generado por computadora, empero es aquí quizá donde radica la maestría y genialidad para hacer que el relato no se tome en broma, al tiempo que también descubrimos como el realizador de Being John Malkovich  se burla de manera cínica e inteligente  sobre la condición que hemos desarrollado los individuos para relacionarnos y  comunicamos a través  de las dichosas redes sociales y demás aditamentos o gadgets para “socializar”.

De ahí que el relato, el discurso y por supuesto la forma hacen de la cinta una obra redonda como pocas, pues esta se descubre visionaria y honesta; por supuesto todo esto se logra también a que la actuación de Phoenix es soberbia, pues encontramos a un actor que se mimetiza con su personaje (pues se intuye que entiende la fuente original como es el guion) y que por supuesto logra trascender a través de este a su personaje. Así mismo Phoenix se rodea de secundarios de lujo como Amy Adams que vuelve a aprovechar el tiempo disponible frente a pantalla para desmenuzar con talento otro complicado personaje a nivel psicológico (como ya nos tiene acostumbrados), Olivia Wild y Rooney Mara hacen los mismo para ponerle rostro a los infortunios femeninos que sortea el personaje principal; y por supuesto Scarlett Johansson logra darle vida propia a Samantha con tan solo prestar su melosa y por momentos sensual voz, la cual solo hace que el espectador se interese más y más  por su personaje gracias a las meditaciones que va realizando durante el transcurso de la historia.

Por último y no menos importante hay que enfatizar ese diseño minimalista y futurista que aporta la visión de Austin Grog (director de arte) pues logra que el universo que estamos presenciando se perciba  cercano, gracias a la arquitectura, entornos y formas en las cuales cohabitan los personajes; claro esto se enfatiza también gracias a la visión plástica que aporta el director de fotografía Hoyte van Hoytema quien con la aplicación de una paleta en tonos fríos y algunas pinceladas de algunas más cálidas redondea ese universo que a veces se percibe anacrónico por lo futurista y en ocasiones tan temporal que resultan las viñetas mostradas. Finalmente la banda sonora compuesta por la banda Arcade Fire y el arreglista Owen Pallett hace que cada pasaje mostrado destile esa melancolía que impregna al filme.

Así que no queda más que recomendar de manera tajante y casi obligada la revisión de esta extraordinaria cinta, la cual se vuelve cada vez más y más enriquecedora en cada visionado y nos hace la reflexión obligada de que será lo próximo con lo que Spike Jonze nos sorprenderá.


lunes, 7 de julio de 2014

AJUSTE DE CUENTAS de Peter Segal

Título original: Grudge Match
Año: 2013
Duración: 113 min.
País: Estados Unidos
Director: Peter Segal
Guión: Doug Ellin, Tim Kelleher, Bill Gerber Música: Trevor Rabin Fotografía: Dean Semler Reparto: Robert De Niro, Sylvester Stallone, Kevin Hart, Alan Arkin, Kim Basinger, Jon Bernthal, Judd Lormand, Han Soto, Nicole Andrews, LL Cool J., Paul Ben-Victor, Anthony Anderson, Barry Primus, Ireland Baldwin, Kate Reinders, Judd Lormand
Productora: Warner Bros. Pictures / Callahan Filmworks / Gerber Pictures
Género: Drama. Comedia.




Cuando en 1977 John G. Avildsen se hizo con el Oscar con la cinta independiente Rocky sucedieron dos cosas, primeramente Sylvester Stallone inicio una carrera como héroe de acción y convirtió a su personaje Rocky en un icono de la cultura pop que aún hoy en día es un referente tanto en el cine como fuera de él, al tiempo que al actor norteamericano gracias a la prolija carrera que ha desarrollado en ya tres décadas se ha convertido ya en un intérprete de culto (al menos para la generación que lo vio en su esplendor en la época de los años ochenta y noventa como un servidor). Y el segundo aspecto, el director Martin Scorsese a quien le fue arrebatado el merecido Oscar ese mismo año (pues francamente Taxi Driver es por mucho mejor cinta que Rocky, y eso que un servidor es fan de la saga del semental italiano) pues decidió tres años después realizar su propia película sobre box para darles a los tipos de la academia por el culo, entregando la maciza, sórdida y lúgubre Toro Salvaje, cinta que exploraba en las motivaciones y la fracturada psique de su protagonista, el pugilista Jack La Motta interpretado de manera magistral por Robert De Niro, quien por esa época junto a Al Pacino eran respetados y venerados por desarrollar proyectos realmente destacados.

Total que estos dos personajes tanto Rocky como La Motta se volvieron piezas clave en la cinematografía universal, de ahí que durante muchos años siempre hubo esa especie de morbo geek de saber qué pasaría si estos dos personajes se enfrentaran en un ring (comprenden por qué menciono que esta idea es bastante nerd). Pues bien tal parece que este nuevo siglo con tantos avances tecnológicos como las redes sociales, la despersonalización del individuo y el poco interés de las nuevas generaciones por conocer su pasado, (y no digo que todos los jóvenes lo sean pero la mayoría de estos sujetos que viven atados a una Tablet, celular y demás gadgets y que solo son capaces de comunicarse con mensajes de texto sin interactuar de manera física con otro ser humano, pues parece casi imposible que no sepan quiénes son Bergman, Fellini, Allen Pasolini, Scorsese, e incluso los mencionados Stallone o De Niro; y viven creyendo que productos de consumo masivo como son  Los Juegos del Hambre, la ya olvidada saga Crepúsculo o demás “cintas” basadas en penosas novelas son el pináculo del cine actual).

Nos trae ese proyecto que parecía imposible, un filme que en si es casi un ejercicio revisionista, nostálgico y de revaloración a iconos tiempos pasados;  por supuesto las apuestas de que las cosas salieran mal eran bastante altas para una cinta como Ajuste de Cuentas, pues por un lado tenemos a un Sylvester Stallone que si bien nunca ha sido respetado por el sector de críticos especializados por sus bajas cualidades histriónicas (aunque su servidor considera que ahora aborda de manera más solvente sus papeles), el factor más riesgoso era ver a un Robert De Niro haciendo el ridículo por enésima ocasión (quien lo diría tal parece que Stallone ahora apoya a De Niro en su carrera en esta cinta).

Sin embargo su servidor que la verdad no esperaba nada sobresaliente de este filme, pues se llevó una grata sorpresa ya que aunque la cinta del director Peter Segal no trascenderá por ser la comedia más sobresaliente del año, pues si cuenta con algunos chistes autorreferenciales en los cuales tanto Stallone como De Niro se perciben cómodos mofándose de sí mismos (el segundo no tanto), unas dosis de humor negro y por supuesto unos secundarios de lujo como el señor Alan Arkin y Kevin Hart quienes realmente aportan esa mala leche que le hace tanto bien a esta comedia, la cual por momentos se torna bastante correcta políticamente hablando (sobre todo en su tramo final), por lo que en algunos pasajes del filme la cosa da un bajón considerable.

La historia va de dos boxeadores, uno llamado Henry “Razor” Sharp (Sylvester Stallone) y el otro Billy “the Kid” McDonnen (Robert De Niro) acérrimos rivales que mantenían los cuadriláteros a reventar cuando se enfrentaban pues se daban hasta con la cubeta lo que ocasionaba que tuvieran al público dividido en cuanto al apoyo que les brindaban sus seguidores allá a finales de los años setenta, así mismo sus enfrentamientos se volvieron épicos aunque solo fueron dos; y es que la carrera de Razor era la que prometía un futuro prometedor pues después de vencer a McDonnen en una revancha por el título, este decide retirarse extrañamente en el mejor momento de su carrera y con esto cerraba las posibilidades de una tercera pelea, motivo por el cual Billi The Kid se quedaría con una gran frustración y enojo para con Razor.

De hecho estos dos sujetos llevaron su rivalidad afuera del cuadrilátero pues cuando se encontraban en la calle también se peleaban y todo el mundo se preguntaba el porqué de tanta rivalidad (esto lo descubriremos en el tercer acto del filme). Total que después de tres décadas Razor trabaja como obrero en la fundidora de la ciudad de Detroit viviendo modestamente y pagando las cuentas que genera mantener a su ex manager, ahora un vejete gruñón Louis Conlon (Alan Arkin), el cual vive en un acilo para ancianos. Mientras que por otra parte McDonnen supo administrar bien sus ganancias y monto un bar donde además de administrarlo desempeña funciones de show man reviviendo viejas glorias aunque su humor no es el más divertido que pueda uno descubrir. Como el respetable podrá identificar aquí comienzan los guiños a los personajes de Rocky Balboa y Jack La Motta en cuanto a sus rasgos.

Pero por azares del destino un sujeto llamado Dante Slater Jr. (Kevin Hart) quien es hijo de un viejo promotor que trabajo con Razor lo convence para que este junto con Kid trabajen en un proyecto sobre un videojuego donde se les dará vida a ambos pugilistas, empero cuando estos se vuelven a ver frente a frente pues terminan liándose a golpes mientras son grabados en video y posteriormente mostrados es internet lo que causa un furor en las redes sociales, motivo por el cual el nada despistado Dante planea la idea de volver a confrontar a estos luchadores de nuevo en un ring, ya que la respuesta del público ante el pleito añejo entre estos dos tiene el suficiente punch para sacar unos cuantos miles de dólares. Y es así que tanto Razor y Kid aceptan dicho enfrentamiento (aunque sus motivos sean diferentes) por lo cual comienzan ese viaje que los enfrentara con sus viejos y más recónditos demonios personales.

De entrada su servidor agradece la honestidad con la cual el director y el equipo de dicho proyecto han abordado el mismo pues obviando las expectativas (ya sean altas o nulas) hay que decir que la cinta se percibe despojada de cualquier grandilocuencia temática o narrativa, por lo cual dentro de su sencillez se encuentra solo eso que la cinta pretende ser, un filme que homenajea y cuestiona (tal vez con un poco más de acidez el resultado hubiese sido más satisfactorio) el estatus de iconicidad de la cual gozan sus dos intérpretes con su dos respectivos personajes y al cual se le pretende desacralizar a través de varios gags que por momentos logran el objetivo.

Es así como Stallone y De Niro llevan a buen puerto sus respectivas interpretaciones como viejas glorias de cine, y mientras el primero se percibe cómodo en una variable de la encarnación del Semental Italiano (escena de netrenamiento dentro de  la carnicería incluida) el otro recurre a los tics interpretativos que lo han caracterizado en lo referente a su etapa cómica (la cual por supuesto no es lo mejor de De NIro) y en ocasiones se percibe algo incómodo haciendo de vejete con aspiraciones a revivir viejas glorias. Empero también resulta interesante descubrir que las motivaciones de estos sujetos se descubren universales y resultan ser símbolos que enfrentan esas adversidades que cada individuo tiene o quiere superar en su propio entorno social o emocional; lo que también nos lleva a descubrir que quizá Ajuste de cuentas sea más una variante de la saga Rocky ya que mantiene más ese espíritu discursivo de la misma que con la lúgubre Toro Salvaje, por lo cual De Niro solo presta el cuerpo y el rostro para de alguna manera se recuerden los rasgos físicos de Jack La Motta (aunque estén bastante diluidos a nivel psicológico).

Sin embargo es evidente que existe química entre Stallone y De Niro por lo cual la cinta se hace bastante fluida cuando estos están frente a pantalla, empero también es indudable que la cinta sube varios niveles cuando el señor Alan Arkin aparece en escena, pues este se reserva los mejores y más ácidos momentos con los que contará la historia, pues siendo consiente también de su estado físico, Arkin despliega los mejores gags sobre la condición de la senectud y sus consecuencias. Al tiempo que este hace magia cuando este se encuentra cara a cara con Kevin Hart (comediante que aquí se descubre bastante fresco en su interpretación)  pues sin lugar a dudas estos se comen la pantalla solos (no sé si esto sea bueno o malo siendo Stallone y De Niro los protagonistas, pero esto es solo en un corto lapso de tiempo). Ya lo de la aparición de Kim Basinger es un mero recurso dramático para torcer un poco más las motivaciones del personaje de Razor (Stallone) pero al final no deja de descubrirse solo como un recurso meramente maniqueo para abonar más a la sensibilidad del respetable, con todo y que Basinger saca a buen puerto un papel que tampoco se percibe tan complejo pero sin lugar a dudas la experiencia de la actriz logra dotar de seriedad al mismo.

Por otra parte es importante mencionar que el discurso de la cinta no solo queda en aspectos meramente revisionistas y nostálgicos de un cine que fue (aunque al parecer ahora Stallone pudiera parecer sinónimo de este fenómeno cultural postmodernista), si no que también el guion abona en un análisis sobre la mediatez del estrellato y los fenómenos socioculturales que se dan en las redes sociales (aunque no ahonde demasiado en esto), o como diría el propio Andy Warhol varias décadas atrás “en el futuro todo mundo será famoso durante quince minutos” haciendo alusión al poder de los medios de comunicación y el claro crecimiento desmedido de los reality shows. Ahora bien la labor de Segal detrás de cámaras es bastante correcta pues nunca pierde de vista los elementos importantes que hacen de Ajuste de cuentas una comedia entretenida, más sin embargo por momentos el director de Get Smart (2008) deambula por los terrenos del telefilme lo que da un bajón considerable sobre todo en su tramo final cuando se cierran subtramas como las del nieto y el hijo perdido de Kid (aunque el montaje y ritmo del enfrentamiento final entre los dos pugilistas es bastante emocionante pues Segal resuelve visualmente bien este y por supuesto la alegoria que representa el tema boxistico queda bastante claro).

Así que sin más que abonar a este análisis diré que me gusto Ajuste de cuentas, si con todo y algunos aspectos trillados en el guion, con las posibles malas actuaciones de Sly y De Niro, con la posibilidad perdida de haber hecho una comedia realmente negra, pero más sin embargo debo agradecer que este ejercicio revisionista se descubre honesto en su planteamiento, por lo cual no engaña a nadie y si usted está dispuesto a verla sin prejuicios encontrara eso, una historia afable en donde podremos ver el posible futuro que tuvieron Rocky Balboa y Jack La Motta en un universo paralelo.
 

lunes, 23 de junio de 2014

NON STOP (SIN ESCALAS) de Jaume Collet-Serra

Título original: Non Stop
Año: 2014
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Director: Jaume Collet-Serra
Guión: Christopher Roach, John W. Richardson, Ryan Engle
Música: John Ottman
Fotografía: Flavio Martínez Labiano
Reparto: Liam Neeson, Julianne Moore, Lupita Nyong'o, Michelle Dockery, Anson Mount, Scoot McNairy, Bar Paly, Corey Stoll, Linus Roache, Jon Abrahams
Productora: Silver Pictures / StudioCanal
Género: Acción.





Su servidor ha encontrado en las cintas de acción del señor Liam Neeson ese placer culpable que llega casi cada verano, esa bocanada de aire fresco que recuerda al viejo y duro cine de acción de los años ochenta (lo se esto es una paradoja) despojado de cualquier pretensión más que la de entretener, donde el intérprete de Taken (la cual tendrá su tercera entrega en el verano del 2015 y espero que sea mejor que su predecesora) se mete de lleno en su rol de héroe crepuscular para brindarnos un rato de sana diversión. De ahí que en esta Non Stop o Sin Escalas, el buen Nesson interpreta a un agente federal de vuelos internacionales llamado Bill Marks (el cual odia volar por cierto), sujeto con pasado ominoso que le ha provocado caer en el alcoholismo y la depresión, un secreto a voces para sus compañeros y superiores, el cual más sin embargo realiza dicha actividad para proteger a los pasajeros de posibles amenazas (o simplemente para sobrellevar su patética vida).

Total que cierta noche Bill (Neeson) realiza lo que parece ser un vuelo de rutina sin saber que se enfrentara a una situación de verdadero peligro, esto cuando un sujeto comience a enviarle mensajes de texto a su móvil amenazando que alguien dentro del avión morirá en los siguientes veinte minutos si es que el agente Marks no deposita la cantidad de ciento cincuenta millones de dólares en una cuenta, esto ya en pleno vuelo. Por supuesto el agente Marks se pone en alerta e intenta descifrar quien puede ser el posible “bromista” que le ha enviado dichos mensajes, sin embargo pasando ese transcurso de tiempo la amenaza se vuelve real cuando uno de los cientos de pasajeros muere (la primera muerte llega de manera inesperada en una de muchas vueltas de tuerca que depara el guion).

Por tal motivo Bill tendrá que tratar de descubrir al autor de dicha amenaza pues mientras no se cubran sus demandas un pasajero morirá cada veinte minutos. Por si fuera poco y con el tiempo encima, con una tripulación que al pasar el tiempo se vuelve más y más hostil cualquiera podría ser el asesino, es por esto que nuestro protagonista solo pondrá su confianza en una pasajera llamada Jen Summers (Julianne Moore) quien lo ayuda a realizar la investigación para atrapar al villano lo antes posible, ya que el panorama no mejora para nuestro protagonista cuando varias pruebas apuntan a que el responsable de todo este embrollo (por llamarlo así) es el agente Marks. 

Pues bien la nueva cinta del director Jaume Collet-Serra si bien no es nada original en el planteamiento de la premisa, pues esta recuerda a filmes como Pasajero 57 (Kevin Hooks, 1992), Avión Presidencial (Wolfgang Petersen, 1997) o más recientemente Serpientes a bordo (David R. Ellis, 2006) donde la acción se llevaba a bordo de dichos vehículos aéreos y el héroe en turno debía sacar a buen puerto la situación de emergencia que se presentaba; sin embargo en esta cinta el guion firmado por tres sujetos (aunque usted no lo crea) logra mantener la intriga y la acción de una historia que si bien no es nada del otro mundo, si se logra buen manejo de suspense desde que arranca la cinta hasta una resolución que si bien no se descubre de manera forzada, si llega un tanto descafeinada pues los espectadores más avispados probablemente descubran bastante rápido al villano en turno.

Empero hay que decir que guardar la identidad del autor intelectual de los crímenes a bordo del avión, a diferencia de las cintas mencionadas anteriormente donde había un villano reconocible (bastante malos por cierto cayendo en el cliché de los villanos de esa epoca), en la cinta de Collet-Serra se agradece la originalidad (si se le puede decir) de tomar aspectos narrativos que recuerdan más a obras de Agatha Christie o Alfred Hitchcock (claro guardando las distancias), por lo cual hace que la experiencia de jugar al gato y al ratón sea más satisfactoria. Sin embargo es gracias a la interpretación con gran aplomo de Neeson que la historia y los resultados del filme se tornan llevaderos y creíbles, pues el actor de Sin Identidad (2011) se toma bastante en serio su papel de héroe atormentado por lo cual logra dotar de rasgos humanos a un personaje que solo se encuentra esbozado, y es que en manos de otro actor con menos capacidad de mimetización (o menos colmillo para desarrollar sus capacidades histriónicas) solo se descubriría como otro cliché del género.

En el mismo tenor se encuentra la siempre excelente Julian Moore que con un papel bastante simplón (en ocasiones da la impresión que esta algo desperdiciada), también hace que su personaje salga a flote y logra una buena interacción con Neeson quien es el verdadero rey de la función con sus ya reconocibles métodos interpretativos. Por lo demás los secundarios cumplen bien sus papeles, encontramos los típicos personajes arquetípicos para darle un poco de multiculturalidad al asunto como la azafata buena onda, el policía neoyorquino que viaja en el avión que después se volverá aliado, la niña que hace el viaje para encontrarse con su padre o el pasajero de origen oriental que siempre se percibe sospechoso en primera instancia.

Por supuesto el diseño de producción es impecable por lo cual la fotografía del director Flavio Martínez Labiano (Cronocrímenes, 2007) aporta ese estilo frío y estilizado al film, empero hay que resaltar también que la labor detrás de cámara del director español es bastante encomiable (encuadres, ritmo, etc.) y lo mejor es que dota de su propio estilo al film. Como aspectos algo desdeñables podría decir que la cinta deja para el tercer acto la forzada secuencia de acción que exige cualquier blockbuster del género donde Neeson tiene que pelear cuerpo a cuerpo con su némesis (explosiones dentro del avión incluidas y tomas grabadas en ralentí que buscan reforzar el dramatismo de la conclusión), con coreografías que recuerdan de inmediato a Búsqueda Implacable, situación que si bien es bastante predecible por momentos rompe con el ritmo “realista” de la cinta y el último tramo solo sirve como vehículo de lucimiento para Neeson, y es que la cinta se había sostenido bastante bien con el manejo del suspense y las interpretaciones de Neeson y Moore, ¿pero qué le vamos hacer si es un filme de acción no?.

Eso sí, su servidor extraño tal vez un poco más de mala leche, una dosis de incorrección política y tal vez que el villano al final no fuera tan blando, pues este carece de personalidad y sus motivaciones son bastante pueriles. Así que para finalizar diré que si me ha gustado Sin Escalas, pues aun y con los huecos y algunas incongruencias en su guion, su servidor no puede negar que la cinta entretiene y nunca vuela bajo (jajajaja por decir que nunca aburre) gracias a que su realizador sabe cómo mantener las cosas a flote, y lo más importante quizá sea descubrir que el carisma de su protagonista es bastante solvente para cargar el solo sobre sus hombros todo el peso de la cinta haciendo de esta su propio espectáculo. Así que estimado lector recomiendo ver Non Stop cualquier domingo por la tarde como un sano divertimento o si lo prefiere antes de abordar su vuelo si se encuentra a punto de viajar, pues le aseguro que hará más placentera su estancia en esos inmensos andenes que nos privan de cualquier otra actividad que no sea la de esperar.