miércoles, 16 de abril de 2014

TOMA EL DINERO Y CORRE de Woody Allen

Título original: Take the Money and Run
Año: 1969
Duración: 85 min.
País: Estados Unidos
Director: Woody Allen
Guión: Woody Allen & Mickey Rose Música: Marvin Hamlisch Fotografía: Lester Shorr
Reparto: Woody Allen, Janet Margolin, Marcel Hillaire, Jacqueline Hyde, Jan Merlin, Lonny Chapman Productora: Jack Rollins & Charles H. Joffe Productions
Género: Comedia.




Allan Stewart Konigsberg mejor conocido mundialmente como Woody Allen inicio su carrera a la edad de los diecisiete años escribiendo algunos chistes para ser publicados en el periódico de su ciudad hasta que diarios tan conocidos como The Mirror y The New York Times comenzaron a hacerse de sus servicios al ver la genialidad en sus escritos. Sin embargo no fue hasta la edad de 23 años que Allen comenzó a aparecer en algunos locales y programas de tv realizando algunas rutinas y gags que le abrieron camino para participar como actor y guionista en el filme What´s new Pussy Cat? Quien diría que lo mejor que le pudo pasar a Allen es no haber terminado ni siquiera el segundo semestre de la carrera en Producción cinematográfica en la Universidad de Nueva York (le aburrían las clases e incluso un maestro llego a decirle “No eres material de universidad, creo que tendrás que recibir ayuda psiquiátrica, porque me parece que no tendrás mucha suerte para encontrar trabajo” jajajaja, ¿Qué pensara ese maestro ahora?), pues este a partir de ese momento inicio una prolífica carrera que han hecho del autor norteamericano uno de los directores más influyentes en la historia del cine.

Es por eso que en  Toma el Dinero y Corre, (Allen con 33 años cumplidos) el primer largometraje totalmente escrito y dirigido por Woody se pueden notar sus influencias cinematográficas (el humor Chaplinezco por ejemplo se encuentra presente en todo el filme) claro encontrando su propio lenguaje, y una energía sin límites que hacen de esta película una ópera prima si bien no perfecta, si se una gran carta de presentación con una gran honestidad y amor por el cine. La cinta abre con una voz en off quien comienza a narrarnos la vida criminal de nuestro adorado protagonista  Virgil Starkwell (Woody Allen), quien desde muy temprana edad tenía esos impulsos criminales que sublimaba un poco al tomar clases de música, aspecto en lo que no era bueno según testimonio de su maestro (jajaja primero de muchos guiños autobiográfico del autor). Total que en su etapa adulta el bueno de Virgil pues adopta al chelo como su instrumento, empero siendo honestos pues jamás pudo explotar al máximo su potencial.

Es así como Virgil decide mejor entregarse a la vida criminal (asunto en el cual tampoco se desenvuelve muy bien que digamos) hasta que conoce a una mujer llamada Louise (Janet Margolin) de la cual queda totalmente enamorado y decide dejar de delinquir; pero el destino en ocasiones es caprichoso y cruel, y Virgil no puede encontrar un trabajo que le ayude a vivir de manera honrada (jajaja sublime la escena donde nuestro protagonista comparte un emparedado con su amada), motivo por el cual decide volver a la vida bandida y tras varios fracasos, arrestos y fugas de prisión (jajajaja lo del jabón en forma de pistola es impagable) Virgil se convierte en uno de los criminales más famosos de Norteamérica volviéndolo una leyenda. Como el respetable podrá leer, el argumento de la cinta es bastante simple (que no simplista en su ejecución) más sin embargo Allen ya muestra en este trabajo que tiene gran control de la narrativa, pues aunque el filme es una sucesión de gags cómicos, el hilo conductor nunca se pierde. Incluso el formato documental que el director le provee al relato hace que la experiencia se torne aún más sardónica (jajaja las entrevistas realizadas a los padres de Virgil para indagar sobre su pasado ataviados con lentes para ocultar sus rostros son hilarantes).

Así mismo se pueden descubrir como las manías existencialistas, discursivas y culturales del autor (las cuales serán una constante en su filmografía) quedan expuestas de manera bastante honestas en este filme (los datos autobiográficos siempre están presentes y no dejan de percibirse bastante cómicas), al tiempo que ya se perfila ese personaje que volvería de Allen ese héroe intelectual, despistado y apacible que interpretaría en sus subsecuentes comedias románticas, incluso el propio Allen se definiría de este modo en esa etapa, Yo no quería ser Bogart, tampoco quería ser John Wayne. Yo sólo quería ser el joven de la clase, quería ser ese chico con gafas que nunca consigue a la chica, pero que es divertido y cae bien a todo el mundo”. Aunque en este momento la interpretación de Allen puede percibirse algo más enérgica, no tan pulida como en las subsecuentes obras, más sin embargo se disfruta ese humor simplón con situaciones jocosas, por lo cual el buen Woody sale bien librado en este su primer rol protagónico.

Por supuesto y como comentaba Toma el Dinero y Corre es una gozada, cuenta con un humor bastante fino con dosis de humor negro y referencias cinematográficas que serán las delicias de los cinéfilos (el homenaje a la cinta de Paul Newman La Leyenda del Indomable por ejemplo es excelsa), pero nunca cae en el pesimismo aun y cuando su protagonista tiene que lidiar con infinidad de desventuras para encontrar la felicidad, como queda plasmado en la escena final donde se puede avistar de manera  bastante clara el destino de Virgil (jajaja para partirse de la risa de nuevo), muy al estilo de las cintas de Charles Chaplin, donde nuestro despistado protagonista sale avante, al tiempo que encontramos las dosis perfectas de nostalgia y comedia; empero y como comentaba con anterioridad, Allen dota de propia personalidad a sus personajes haciendo que aun y cuando estos son de cierta forma caricaturas, existen rasgos psicológicos y motivaciones que cargan de pathos a los mismos para que el respetable se identifique con estos, por lo cual se tornan entrañables.

Por otra parte la puesta en escena aunque modesta sirve para contar la sencilla historia que plantea Allen, al tiempo que la música socarrona de Marvin Hamlisch provee de más peculiaridad a los gags que Woody se encarga de montar. En definitiva, Toma el Dinero y Corre es una muy divertida cinta, bastante afable y fácil de visionar, la cual sin temor a equivocarme los hará pasar un agradable rato lleno de carcajadas.  Y aunque pudiera percibirse bastante ligera, esta contiene aspectos muy puntuales sobre cuestiones sociopolíticas, el amor, el humanismo y demás aspectos que hacen de la obra de Woody Allen una de las más solventes en la historia del cine. Así que no se la pierdan.




 

sábado, 12 de abril de 2014

EL LOBO DE WALL STREET de Martin Scorsese

Título
original: The Wolf of Wall Street
Año: 2013
Duración: 179 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guión: Terence Winter (Libro: Jordan Belford)
Música: Howard Shore
Fotografía: Rodrigo prieto
Reparto: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Kyle Chandler, Cristin Milioti, Rob Reiner, Matthew McConaughey, P. J. Byrne, Jon Bernthal, Jean Dujardin, Kenneth Choi, Henry Zebrowski, Joanna Lumley, Brian Sacca, Jon Favreau, Ethan Suplee, Spike Jonze, Katarina Cas, Barry Rothbart, Shea Whigham
Productora: Paramount Pictures / Red Granite Pictures / Appian Way
Género: Drama.



A lo largo de cuatro décadas Martin Scorsese ha sabido filtrar a través de honestos y oscuros relatos cinematográficos ese fenómeno cultural que discursa sobre las consecuencias de habitar en la tierra prometida, la nación de las barras y las estrellas, ese país donde puedes ser alguien si te lo propones, donde ese alguien solo puede materializarse si se logra el éxito económico aunque al final este deseo solo sea un espejismo y los protagónicos de dichas historias queden quebrados emocionalmente al descubrir su realidad; de ahí que filmes como Malas Calles (1973), Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980), El Color del Dinero (1986), Buenos Muchachos (1990), Casino (1995) o Pandillas de Nueva York (2002) son una muestra clara de esto y por supuesto exploran dicho fenómeno de manera incisiva y hasta antropológica.

Pues bien con esta El lobo de Wall Street el autor italoamericano cambia las bandas de gánsteres por una banda de sujetos corredores de bolsa, tipos que por el hecho de no usar pistolas o métodos netamente sanguinarios como los que impartía Tommy De Vitto (Joe Pesci) para lograr sus objetivos en la mencionada Buenos Muchachos, no quiere decir que no hagan daño, pues incluso estos delincuentes de cuello blanco causan mayor perjuicio al realizar su fechorías puesto que estas tienen un impacto más amplio cuando usan los principios básicos del capitalismo en aras de su propio bienestar económico. La historia nos sitúa en el año de 1987 y nos presenta a un joven llamado Jordan Belford (Leonardo Dicaprio), sujeto que llega a la gran ciudad de Nueva York para comenzar como aprendiz de corredor de bolsa en Wall Street,  pues como nos dice el propio protagonistas, él siempre ha querido ser millonario y no aspira a otra cosa más que eso, de ahí que dicho lugar es el mejor sitio para lograr sus metas.

Total que ahí es instruido por un experimentado corredor de bolsa llamado Mark Hanna (un inspirado Matthew McConaughey) el cual le explica todos los métodos para hacerse millonario estafando a sus clientes (claro y unos cuantos métodos para desestresarse de tan abrumador trabajo, como masturbarse unas tres o cuatro veces al día, jajaja). Total que cuando Belford se encuentra motivado en su nuevo trabajo llega el espantoso lunes negro y la bolsa sufre una espantosa caída por lo cual muchos quedan sin trabajo incluyendo a nuestro protagonista. Empero en busca de trabajo el joven Jordan llega a un humilde negocio de ventas por teléfono donde también se venden acciones de pequeñas empresas, donde el mercado potencial es el grueso de la población trabajadora, la cual al igual que el propio Belford buscan el sueño americano; de ahí que este con la experiencia adquirida logra hacerse de cierto capital al vender las mencionadas acciones.

Sin embargo Belford quiere jugar en las ligas mayores y sabe que su actual trabajo no lo hará regresar a Wall Street, pero como el destino es caprichoso, nuestro protagonista conoce a un peculiar vendedor llamado Donnie Azoff (Jonah Hill), sujeto de afable sonrisa con el cual emprende el proyecto de formar su propia empresa de acciones (por supuesto todo gira en una gran estafa para hacerse ricos solo ellos) por lo cual también reclutan a más amigos con las mismas características “profesionales” que estos, y en un lapso de tiempo relativamente corto tanto Jordan Belford y compañía logran amasar una gran fortuna convirtiéndose en una de las casas de acciones más poderosas de Estados Unidos. Lo que sigue después será presenciar todo una orgía de excesos donde las drogas y el sexo estarán presentes (enanos arrojados con trajes de velcro como si tiro al blanco se tratara en plana oficina, jajaja)  en la nuevas vidas de Belford  y Azoff, entretanto sus riquezas crecen hasta niveles insospechados hasta que el agente del FBI Patrick Denham (Kyle Chandler) comienza a investigar los sucios negocios de la empresa Stratton Oakmont y pretende echarle el guante a Belford y compañía.

Definitivamente visualizar la cinta de Scorsese es toda una delicia para cualquier espectador que guste del humor negro ácido hasta el tuétano, y es que la cinta plantea una farsa bien estructurada en la cual quedan al descubierto varios aspectos socioculturales de los cuales el director de Los Infiltrados (2006) se pitorrea de forma bastante inteligente, primeramente realiza una exploración psicológica bastante acertada de su personaje principal, sujeto despojado de toda ética moral y demás valores que se mueve por meras motivaciones económicas sin que le importen las atroces consecuencias de sus actos. De ahí que personajes de apoyo como el efímero Mark Hanna que interpreta bastante bien Matthew McConaughey van esbozando los rasgos discursivos del filme que a Scorsese le interesan resaltar (decadencia cultural, el exceso de poder y aspiraciones mediáticas engañosas), por lo cual y aunque vamos encontrando individuos que en la vida real serían bastante detestables, es ese ápice de jocosidad con el que cuentan estos lo que los hace hasta cierto punto afables con el espectador (presenciar los excesos que DiCaprio con su séquito de compinches es surrealista, si no basta con presencia la orgia que estos realizan en un avión en pleno vuelo a Las Vegas para celebrar la despedida de soltero del susodicho por el simple hecho de poderlo hacer).

Es así que Scorsese evita el camino dramático como pasaba en Wall Street (Oliver Stone, 1987) por ejemplo, más sin embargo este no olvida  la exploración ideológica de esos aspectos  lúgubres y densos de esa parte de la historia de Los Estados Unidos, por lo cual detrás de tan corrosivo e hilarante espectáculo (el cual  Scorsese deja fluir hasta sus últimas consecuencias) existen cuestionamientos bastante puntuales sobre el que hacer de las políticas económicas de dicho país y como el propio sistema permite torcer de bastantes maneras la propia ley. Por otra parte hay que mencionar que la cinta funciona bastante bien gracias al tándem conformado por Leonardo DiCaprio y Jonah Hill, pues estos además de contar con gran química entre ellos, se entregan en cuerpo y alma en la encarnación de unos personajes que les exigen gran desarrollo psicológico (haciéndolos creíbles aun en los momentos más destornillantes del filme), los cuales llegan a rozar por momentos la comedia física más arriesgada (memorable performance de Leonardo DiCaprio cuando en pleno pase de drogas intenta subir a su auto para conducirlo) al tiempo que también se balancean bastante bien los pasajes que incluyen momentos más serios.

Por tal motivo hay que mencionar que el casting seleccionado por Scorsese es más que el indicado, por una parte aquí encontramos a un DiCaprio en estado de gracia, bien mimetizado con su personaje, arriesgado como nunca y capaz de interpretar un género al cual no lo habíamos visto como es la comedia; motivo por el cual su Jordan Belford siempre se encuentra en los terrenos del patetismo más absurdo, más sin embargo como mencionaba es el aplomo del intérprete de Los Infiltrados (2006) lo que dota de carisma al personaje, por lo cual el espectador sigue de manera puntual sus actos y le preocupan tanto las consecuencias de sus actos como su destino (por supuesto esto gracias también a la buena hechura del guion de Terence Winter). Por supuesto el regordete Jonah Hill demuestra de nueva cuenta que la comedia es lo suyo y se mueve como pez en el agua en esta cinta complementando a la perfección a Leonardo DiCaprio. El resto de los actores de apoyo como Jean Dujardin (genial explotando su vis cómica), Rob Reiner (genial haciendo de papa de Belford), Margot Robbie, John Favreau (más un cameo que otra cosa)  aportan también enérgicas interpretaciones para redondear el filme.

Finalmente la preciosista fotografía de Rodrigo Prieto (Argo, 2012) le aporta esa elegancia visual al filme y por supuesto es imposible no volver a alabar la intensidad con la cual  Scorsese dirige esta excelente cinta (como si tuviese 30 años), pues el ritmo trepidante, la mala leche y por supuesto su discurso políticamente incorrecto (el cual molesto a más de uno) hacen que este Lobo de Wall Street se convierta en uno de los filmes más disfrutables del año. Es algo así como volver a ver a los Rolling Stones regocijándose en sexo, drogas y rock and Roll.