AÑO: 2011
DURACIÓN: 100 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Michel Hazanavicius
GUIÓN: Michel Hazanavicius
FOTOGRAFÍA: Guillaume Schiffman (B&W)
MUSICA: Ludovic Bource
REPARTO: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, James Cromwell, John Goodman, Penelope Ann Miller, Missi Pyle, Malcolm McDowell, Joel Murray, Ed Lauter, Beth Grant, Bitsie Tulloch, Ken Davitian
PRODUCTORA: Wildbunch / La Petite Reine / Studio 37 / La Classe Américaine / JD Prod / France3 Cinéma / Jouror Production / uFilms
GÉNERO: Drama. Comedia.
Es muy probable que jóvenes espectadores vean a El Artista como un titulo extraño y hasta cierto punto exótico (por no decir extemporáneo históricamente al ser un film mudo), sin embargo y como bien decía mí estimado maestro de cine Juan Pablo Martínez, sin gente tan valiosa y visionaria como D.W. Griffith, Fritz Lang, Búster Keaton y por supuesto el propio Charles Chaplin (creadores implacables del séptimo arte de principios del siglo XX) no existirían siquiera los Rambos, los Duros de Matar, las Star Wars y toda esa gama de cine post modernista en ocasiones llamado “sofisticado” y por que no decirlo palomero, que tanto gusta a las grandes masas, de ahí que ahora el film de Michel Hazanavicius se descubra como una obra “original”, fascinante y honesta dirán muchos expertos de la materia. Lo cierto es que después de visionar dicha propuesta audiovisual su servidor quedo con sensaciones encontradas pues aunque descubrió una cinta agradable y cuidada a nivel plástico tanto visual, no pudo evitar sentir ese maldito dejo de dejavú que ha dejado dicha experiencia sensorial.
El argumento es el siguiente, George Valentín (Jean Dujardin) es el artista de cine mudo más famoso de los años veinte, un héroe, un referente cultural que inspira a la sociedad, los hombres quieren ser como el y las féminas lo desean. Y es que Valentín es un sujeto gallardo, con una personalidad arrolladora y por supuesto actúa como nadi, ya sea en complejas secuencias de acción, mostrando sus encantos en el baile o demostrando cualidades dramáticas (como el respetable podrá ver en ese inspirador inicio del film), eso si siempre acompañado en sus aventuras por su fiel amigo Uggie (un perrito). Total que nuestro protagonista goza de las mieles de la fama hasta que se da la inevitable transición del cine mudo al sonoro por lo cual George Valentín al no adaptarse a dicho cambio (pues cree que el verdadero arte de crear emociones esta en la vieja escuela, no por nada el propio Chaplin tardaría casi dos décadas en adaptarse al cine sonoro con El Gran Dictador, 1940) quedará confinado al olvido cuando el público vea en el nuevo cine un acontecimiento diferente.
Sin embargo no todo está perdido para George (Dujardin) pues este encontrará en Peppy Miller (Berenice Bejo) la actriz de moda (a la cual por cierto ayudo nuestro protagonista tiempo antes cuando el era una estrella) una aliada para regresar a las pantallas cuando le haga ver que tal vez el cambio en la industria no sea del todo negativo. Y básicamente esta sería la premisa de esta disfrutable cinta de la cual lo más conveniente es no revelar más sobre su tesis, si no entregarse al maravilloso espectáculo que nos presenta el director Michel Hazanavicius, el cual a través de esos hermosos y portentosos fotogramas filtrados en blanco y negro desprenden nostalgia, amor y aprecio por una epoca ya lejana, el dorado Hollywood de los años veinte (no es casualidad que se utilicen los clásicos carteles con texto entre escena y escena para enunciar ciertas ideas, asi como las transiciones que se funden en negro igualmente como las cintas de la época). De ahí que el aspecto más plausible del titulo sea sin lugar a dudas la recreación de la epoca y una puesta en escena en demasía cuidada, donde el realizador francés nos transporta a esa epoca en donde los intérpretes contagiaban al espectador a través de unas soberbias actuaciones físicas para transmitir tales o cuales emociones.
Por lo tanto y aquí es donde el filme también goza de gran calidad, esto en lo referente a las interpretaciones donde su servidor debe resaltar la del histrión Jean Dujardin, actor que logra hacerse del personaje de Valentín para transformarlo en un verdadero personaje de carne y hueso con anhelos e inquietudes, un tipo que lucha por encontrar de nuevo su lugar en ese plano existencial que significa el cine. Es por este motivo que Dujardin logra conquistar a la audiencia gracias a una deliciosa interpretación que rescata los mejores modismos del cine clásico (la implementación del gag y el slapstick), al tiempo que se puede comprobar que este goza de gran carisma para con el respetable, de ahí que la química entre el y la actriz Berenice Bejo se perciba natural, pues ésta tan bien logra mimetizarse con su personaje; por cierto también aparecen por ahí un divertido John Goodman como el estricto y visionario productor, Penelope Ann Miller en un pequeño papel e incluso Malcom McDowell en una especie de cameo, todos ellos realizando interpretaciones de verdad solventes. Eso si, mención a parte merece la magistral banda sonora compuesta por Ludovic Bource la cual además de ser bastante distinguida cumple una función primordial en toda la cinta, dotar de ritmo e intención a la misma, ya que sin ésta la película definitivamente no funcionaria.
Como es de esperarse el film ha ganado infinidad de adeptos (y como ya sabrán los premios más importantes de La Academia) gracias a esa visión romántica que destila dicho trabajo tanto en forma como en fondo, por lo cual el que esto escribe puede decir que lo mejor del film de Michel Hazanavicius es sin duda haberse arriesgado a desarrollar un film de tales características en una época donde la generación cibernauta (extiéndase twitteros y facebookeros) parece estar embriagada en orgías visuales de un mancillado y cada vez más quimérico 3D, propuestas reciclables de algún ambicioso Sr. Lucas que no teme mostrar su avidez económica al seguir explotando sus viejas glorias o en el mejor de los casos, con historias vacuas que no aportan nada y solo significan producciones de usar y tirar.
Sin embargo tendría que refutar solo un aspecto (¿pero que diablos dice este sujeto si acaba de explicar que el film es asombroso? se preguntará el respetable) y este sería tal vez que la gestación de la propia cinta es innecesaria ¿no creen? (¡¿?!), sobre todo cuando existe un sinfín de material original como los de los autores mencionados al inicio de esta entrada, empero supongo que El Artista al menos incitara a nuevos espectadores a revisar dicha basa y por supuesto se agradece que este filme se divise eso sí, como un trabajo honesto, una carta de amor a la propia cinefilia y que no haya resultado una pifia como aquel experimento que realizara Steven Soderbergh en 2006 con su cinta El Buen Alemán (una de sus obras más flojas por cierto), la cual era hermosa a nivel visual (inclusive el director norteamericano utilizo las cámaras que se usaban en los años cuarentas para captar la atmosfera y estética de la época) pero falta de alma y profundidad emocional, tanto discursiva.
Así que para finalizar debo decir que no, no debe perderse esta atípica cinta ¿retro? Pues como explicaba cuenta con la suficiente honestidad, alma y vehemencia por el séptimo arte que indudablemente si usted es amante del cine, la disfrutará. Ahora solo espero el siguiente proyecto de Michel Hazanavicius para comprobar si se puede desarrollar en otro tipo de cintas (después de investigar un poco sobre su carrera en su natal Francia uno supone que domina este género) y por supuesto seguir la carrera del carismático actor Jean Dujardin, el cual no dudo se convierta en el nuevo y solicitado galán de Hollywood, pues supongo que por su presencia y carisma ya tendrá infinidad de adeptos femenínos, si no basta con preguntarle a mi esposa la cual ya le ha dado su aprobación (jajaja).
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