AÑO: 1958
DURACIÓN: 94 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Kurt Neaumann
GUIÓN: James Clavell
FOTOGRAFÍA: Karl Struss
MUSICA: Paul Sawtell
REPARTO: Al Hedison, Patricia Owens, Vincent Price, Herbert Marshall
PRODUCTORA: 20th Century-Fox
GÉNERO: Ciencia Ficción. Terror.
Durante siglos el hombre ha
querido descifrar a través de diversas investigaciones los misterios del universo
para comprender mejor su propio origen y comprobar a su vez si es que de verdad
existe aquella entidad divina que rige las vidas de los simples mortales, por
lo cual y con el paso del tiempo dichas disertaciones se han vertido en los numerosos
avances científicos y tecnológicos (aspectos que han quedado reflejados en el
género de ciencia ficción), y es que después de aquel fascinante y a la vez terrible
acontecimiento que significó el descubrimiento y manejo de la energía protónica
usada en la bomba atómica para atacar Hiroshima en aquel doloroso año de 1945, el
hombre tomo conciencia realmente del poder que significaba jugar a ser Dios.
Sin embargo el costo de tal
descubrimiento fue demasiado alto por lo cual la sociedad se tornó más
hipócrita para asimilar dichos eventos y fue con cintas como El Día que la
Tierra de Detuvo (Robert Wise, 1951), La Guerra de los Mundos (Byron Haskin,
1953), Godzilla (Ishiro Honda, 1954) y
mucho tiempo después El Último Hombre
Sobre la Tierra (Salkow-Ragona, 1964) que se
vieron vertidas todas esas exaltaciones de paranoia que dejo la amenaza
nuclear y que sin duda permearía en el inconsciente colectivo de la humanidad,
es por eso que de nuevo el sujeto en un ejercicio de entendimiento encuentra en
estas propuestas audiovisuales un vehículo de escapismo para readaptarse a su
nuevo cotidiano. De ahí que el film de Kurt Neuman si bien no aborda de forma
tan abierta el fenómeno de dicha demencia, si logra constreñir en un relato
minimalista y un discurso valido las consecuencias de abusar de los avances
científicos, tecnológicos y sociales.
La historia es la siguiente,
una noche el velador que se encuentra realizando su rondín habitual en una
enorme fabrica al llegar a un compartimiento donde se haya la maquinaria pesada
presencia como una mujer asesina a un sujeto cuando deja caer sobre su
humanidad una gran plancha de acero. Al día siguiente descubrimos a Helene Delambre
(Patricia Owens) una respetable mujer de clase pudiente acude con su cuñado,
Francois Delambre (Vincent Price) quien acaba de enterarse que su hermano Andre
(Al Hedison) acaba de morir en condiciones bastante misteriosas, sin embargo la
visita de su cuñada en realidad es para confesarle a Francois (Price) que ella
es la autora material del asesinato de su esposo. Por supuesto Francois no
puede creer que Helen haya realizado tan atroz suceso y le pide que le explique
sus motivaciones para poder entenderla y por supuesto ayudarla, esto porque el
crimen ha comenzado a ser investigado por el Inspector Charas (Herbert
Marshall) el cual no tardará en descubrir el móvil del mismo.
Lo que sigue después es
atestiguar como Helene comienza a contarle a Francois como su hermano André se
encontraba bastante obsesionado realizando un proyecto, en el cual descubrió la
manera de teletransportar la materia de un sitio a otro gracias a la creación
de un artefacto que desintegra las partículas de la misma y las vuelve a
reintegrar en otro plano, desgraciadamente este experimento solo funciona con
objetos inanimados, por lo cual André comienza a fascinarse con su
investigación y decide probar con seres vivo, por lo cual utiliza a su gato
para comprobar si su máquina funcionará de manera correcta, empero lo único que
sucede es que el felino desaparece del plano terrenal. Obviamente el científico
sigue indagando (aspecto que nunca es mostrado en el relato, ya que las
investigaciones científicas del mismo se nos muestran a puerta cerrada) hasta
que el mismo se toma como objeto de experimentación y logra la tan ansiada
teletransportación, más sin embargo y como dictan las reglas de este tipo de
historias el precio que se debe pagar por intentar ser Dios es demasiado alto,
por lo cual André descuida una variante al ingresar a su máquina junto con una
mosca; motivo por el cual las partículas de ambos seres se combinan creando
malformaciones en el sujeto el cual comienza a mutar en una especie de
aberración humana cuando su mano izquierda y su cabeza toman la forma de una
mosca, de ahí que André comience a perder todo ápice de humanidad por lo cual
Helene decide acabar con él.
Ok pero vayamos por partes,
cuando uno analiza el film de Neumann puede descubrir que la tesis del mismo
radica en tratar el evidente discurso sobre la
explotación de las nuevas tecnologías (aspecto que aun hoy en día se
percibe vigente) sin saber las verdaderas consecuencias que conlleva abusar de
los mismos, así como también se ahondan en aspectos netamente metafísicos sobre la
compleja constitución psicológica del hombre como ente viviente pues si
decodificamos de manera correcta la dialéctica del film, podremos hallar que la
perdición del personaje de André es esa frivolidad de cualquier ser humano con
anhelos de megalomanía; por lo cual esto nos lleva también a descubrir esa
vieja premisa de la cual goza muchas veces el cine de horror, y este es el de
la exploración de la bestialidad humana como símbolo de esa ominosidad que
radica dentro del sujeto. Por tal motivo no es casualidad que André Delambre
(Hedison) se convierta en una mosca ya que este insecto esta netamente
contextualizado con la muerte.
Ahora bien hay que decir que la
labor de Kurt Neaumann tras cámaras es correcta pues este logra dotar de un
ritmo bastante fluido a un relato que apuesta por el buen manejo de suspense
para solventar los pocos recursos económicos con los que cuenta el film, pues
dicho sea de paso estos solo se constriñen a dos o tres escenarios (el
laboratorio científico, la casa del matrimonio Delambre y la casa de Francois) por
lo cual es de vital importancia para que la veracidad del relato funcione, así
mismo las interpretaciones pues se encuentran dentro de la media y tanto
Patricia Owens como Al Hedison cumplen correctamente, la primera como esposa afligida
al borde de la locura al tratar de convencer de los horribles acontecimientos
vividos tanto a su cuñado Francois como al inspector Charas se percibe creíble
y convincente. Por su parte Al Hedison básicamente no tiene mayor problema en
encarnar a un obsesivo científico que busca encontrar el hilo negro de la
humanidad, ya que si tomamos en cuenta que este casi no aparece a cuadro y
cuando se vislumbra en su alter ego (la abominable mosca) por consiguiente se
encuentra debajo de una gran máscara sin decir un solo dialogo.
Eso si el plato fuerte de la
función para su servidor fiel admirador del gran Vincent Price, pues es
precisamente la discreta pero siempre bien agradecida participación del actor
inglés lo que legitimiza al filme, ya que aquí encontramos un performance de
Price que se percibe bastante contenido (los seguidores de Price no esperen
verlo en plan grandilocuente como en el Dr. Phibes o podrían sentirse algo
defraudados) lo que logra que el personaje de Francois se descubra como ese
símbolo de moralidad y cordura en dicho relato, cabe hacer mención que la
simple presencia física de Price y su elocuente voz dan gran peso a su
personaje.
Ya para finalizar no me queda
más que recomendar La Mosca como una entretenida cinta de horror/CFI que guarda
dentro de sus discurso grandes interrogantes sobre la propia humanidad, eso si
hay que ser conscientes que dicho film es producto de su época por lo cual
habrá que analizarla en su propio contexto para no llevarse un chasco (por
aquello de que algunos neófitos la consideren risible tanto en fondo como en
forma). Eso sí para 1959 se estrenaría El Regreso de la Mosca (Edward Bernds)
la cual contaría con mayor participación de Vincent Price y casi tres décadas
después el genial David Cronenberg realizó una nueva interpretación del film de
Neumman, creando una terrorífica y fascinante obra de arte de la cual hablaré
próximamente.
Si bien luego se hicieron dos películas más sobre este tema, continuaciones muy pobres pero dignas igual, este es un clásico insustituible apra aquellos que nos gustan los monstruos de otros tiempos.
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