AÑO: 2011
DURACIÓN: 99 min.
PAÍS: Reino Unido
DIRECTOR: Steve McQueen
GUIÓN: Steve McQueen, Abi Morgan
FOTOGRAFÍA: Sean Bobbitt
MUSICA: Harry Scott
REPARTO: Michael Fassbender, Carey Mulligan, James Badge Dale, Nicole Beharie, Jake Richard Siciliano, Hannah Ware, Alex Manette, Chris Miskiewicz, Jay Ferraro, Anna Rose Hopkins, Eric Miller PRODUCTORA: Film4 / UK Film Council / See-Saw Films
GÉNERO:Drama.
Uno de los temas más recurrentes y sin lugar a dudas más satánizados en el mundo del celuloide es el sexo, ese conjunto de comportamientos que atañen otra de las complicadas facetas del ser humano que van enfocadas explícitamente a la satisfacción del sujeto mediante el placer. Sin embargo también es innegable que el sexo representa un vínculo con el cual las personas mantienen lazos sociales por los cuales a través de este crean facetas de afectividad, motivo por lo cual no es casualidad que muchas culturas le den cierta connotación religiosa o espiritual ha dicho acto sexual. Asi mismo en la vida cotidiana la sexualidad cumple un papel muy destacado ya que desde el punto de vista emotivo y de la relación entre las personas, va mucho más allá de la finalidad reproductiva y de las normas o sanciones que estipula la sociedad.
Sin embargo y dejando de lado esta descripción casi antropológica de lo que representa el sexo en las sociedades modernas (o mejor dicho lo que trata de establecer el mainstream) debo decir que aquellos aspectos lúgubres del mismo también existen y estos son los que las instituciones como la familia, la sociedad e incluso gobiernos tratan de desconocer, de ahí que la nueva cinta del realizador inglés Steve McQueen aborde ese universo underground tan complejo y no menos interesante a través de un relato desolador que pone de manifiesto ese lado oscuro del ser humano en esta acojonante cinta llamada Shame. La historia nos cuenta la vida de Brandon Sullivan (Michael Fassbender) sujeto de edad mediana que se encuentra abstraído en el cotidiano del hombre moderno, para contextualizar al respetable Brandon cuenta con un trabajo hasta cierto punto mediocre en una oficina (pues sus tareas se reducen a mirar pornografía todo el día en su computadora y lidiar con un jefe que proyecta más incapacidad intelectiva que sus subordinados), labor que más sin embargo le provee del salario necesario para pagar el diminuto y frío departamento en el centro de la ciudad de Nueva York con el cual cuenta, al tiempo que le permite costear ciertos lujos como los servicios sexuales de alguna prominente prostituta cuando la masturbación no ha sido suficiente para saciar su gran apetito sexual.
Como sea, la vida diaria de Brandon gira en torno a tener encuentros sexuales con alguna desconocida, la masturbación, el porno en Internet y demás filias que parecen no minar su estado emocional, para muestra tenemos el portentoso inicio del film donde McQueen nos muestra la naturaleza depredadora del protagónico cuando el respetable es testigo de como un soberbio Michael Fassbender acecha a su presa en el interior de un vagón del tren subterráneo cuando tan solo con la mirada (acojonante interpretación del actor irlandés) este es capaz de excitar a una guapa mujer (Lucy Walters) a la cual le ha puesto el ojo y casi cede ante los embates de este. Sin embargo nuestro protagonista que vive plácidamente en su zona de confort verá como su estabilidad comienza a desquebrajarse cuando su hermana Sissy (Carey Mulligan) irrumpe de nueva cuenta en su vida, solo para reflejarle que su condición de disociación es tal que es un sujeto que no tiene la capacidad de vincularse emocionalmente con otro ser humano si no es a través del sexo, de ahí que la única sensación que aflore en el protagónico sea la vergüenza (titulo del film).
Como el respetable podrá leer este drama psicosexual sostiene su tesis en la disección de los procesos de despersonalización que sufre el sujeto moderno (Fassbender), el cual solo y a través de la copulación desmedida (como si de un auto castigo se tratara causando más dolor que placer) mantiene cierta funcionalidad a nivel social aunque innegablemente represente de alguna manera la basura blanca de esta (falta de ambiciones a nivel cultural y existencial); de ahí que nuestro protagonista funcione como una metáfora de la desesperanza que invade a varios niveles al hombre; es por esto que no es casualidad que aquí el sexo actúe como el único enlace que provee de ciertos rasgos de personalidad al sujeto. Por supuesto cabe mencionar que McQueen implementa toda su sapiencia y conocimiento del lenguaje cinematográfico (increíble pues este es su segundo largometraje) para contar el relato de manera arriesgada y sagaz, de ahí que las largas secuencias de sexo que incluyen algún menáge a tríos, fornicaciones diversas y un sin fin de planos que muestran a un Brandon (Fassbender) en pleno viaje a los recovecos más oscuros de su ser.
Claro que todo esto que se muestra de manera gráfica (más no gratuita) se resuelve de forma solvente gracias a la implementación de ciertos artilugios visuales como la ejecución de una fotografía estilizada que mantiene una paleta cromática con tonos fríos y cálidos los cuales representan el estado emocional del protagónico (genial aquella secuencia de los espejos que distorsiona el rostro de Brandon en aquel desolador tercer acto del film donde dicho mecanismo narrativo resalta su estado emocional). Asi mismo hay que decir que aunque el apartado visual es de suma importancia para transmitir esa decadencia y el ambiente en el cual se encuentra sumergido nuestros personajes, es indudablemente el perfil psicológico de los mismos y la narrativa empleada por su director lo que permite diseccionar de manera madura y sin grandilocuencias un discurso que se despoja de discursos morales para exponerle al espectador aspectos meramente humanos, los cuales si bien son dolorosos y se perciben como un balde de agua fría para con el respetable, es en su contexto filosófico donde radica su validez.
Por supuesto y como ya lo he apuntado, son las sólidas actuaciones de los protagonistas lo que permite al espectador compenetrarse con estos (con todo y si no se comparte su proceder) pues ellos son representados como seres humanos quebrados emocionalmente, de ahí que el dúo protagónico Fassbender-Mulligan se coman cada escena en la que aparecen juntos, más sin embargo es el performance del histrión irlandés es el que sostiene toda la historia sobre sus hombros. Ya casi para finalizar diré que la música compuesta por Harry Scott refuerza ese pesimismo que la historia nos muestra y redondea el producto. Asi que estimado lector no pierda la oportunidad de revisar Shame ya que descubrirá en esta una obra arriesgada e imprescindible la cual su servidor solo puede equipararla con cintas como Crash (David Cronenberg, 1996) o La Pianista (Michael Haneke, 2001) las cuales también abordan ese tema tan espinoso para muchos que es el sexo.
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