AÑO: 1969
DURACIÓN: 113 min.
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Claude Chabrol
GUIÓN: Paul Gégauff & Claude Chabrol
MÚSICA: Pierre Jansen
FOTOGRAFÍA: Jean Rabier
REPARTO: Jean Yanne, Michel Duchaussoy, Caroline Cellier, Maurice Pialat, Anouk Ferjac, Marc di Napoli
PRODUCTORA: Coproducción Francia-Italia; Les Films à Boétier / Rizzoli Films
GÉNERO: Intriga.
“Debo matar a un hombre, no se su nombre ni su aspecto, no se donde vive pero lo voy a encontrar y cuando lo haga lo mataré. Mi mejor arma es mi paciencia, tengo toda mi vida y la de él para realizar mi plan.”
-Charles Thenier (Michel Duchaussoy)
Un niño se encuentra jugando a las orillas de una fría playa, instantes después este mira su reloj de mano y se da cuenta que tiene que regresar a su casa por lo que emprende el viaje de vuelta, corte. Otra escena nos muestra como un auto avanza a toda velocidad por una carretera, en su interior solo podemos avistar las manos del conductor quien parece estar en un estado de demencia por la forma en que maneja, corte. De nuevo regresamos a la escena donde el niño camina apaciblemente por una vía para ingresar a un pequeño pueblo, rápidamente volvemos a asistir al potente auto negro que en determinado momento se encontrará con el jovencito solo para presenciar como estos colisionaran inevitablemente de manera fatal y desigual ocasionando la inminente muerte del púber que desgraciadamente como ocurre en la mayoría de los accidentes automovilísticos de esta naturaleza, la huida cobarde del responsable del cual por cierto, no conocemos su identidad aunque ahora sabemos que iba acompañado por una mujer que quedo trastornada por dicho evento.
Acto seguido un sequito de personas llegan al lugar donde el cuerpo inerte del niño yace tendido para después escuchar un desgarrador grito de un padre que no puede creer lo que sus ojos ven, para después tomarlo en sus brazos y darle un último abrazo de despedida. Sin embargo y cuando ya han pasado seis meses de aquel doloroso suceso y Charles Thenier (Michel Duchaussoy), padre del niño muerto, no ha encontrado en las autoridades ninguna respuesta favorable sobre el responsable del artero crimen, aun e incluso cuando éste ha realizado algunas investigaciones para ayudar a la policía para que estos tengan más elementos para dar con el asesino de su hijo; a la policía parece no importarle demasiado esto y siguen con su tibia investigación no sin antes advertirle al señor Thenier que es muy probable que jamás den con el responsable pues esto sería lo equivalente a “encontrar una aguja en un pajar”.
Es así como Charles decide armar un plan en el cual irá escribiendo un diario donde vierte todos sus pensamientos de venganza y en los cuales describe paso a paso lo que hará cuando encuentre al asesino de su hijo, por lo que ese odio que siente por el responsable de la muerte de su vástago será su leit motiv. Empero y cuando todo parece perdido para el dolido padre, cierto día cuando investigaba por su cuenta y recorre la carretera por donde ocurrió el accidente su auto queda varado en un tramo de la misma, por lo que un sujeto acude ayudarlo y le comenta que hace como seis meses otro auto tuvo el mismo problema, era un coche negro con la salpicadera dañada y en su interior viajaban un hombre y una mujer, a la cual recuerda con claridad pues es una artista que sale en la tele, su nombre Helene Lanson (Caroline Cellier). Con esta pista Charles se encargará de buscar a Helene con la intención de iniciar una relación sentimental en la cual a base de confianza ésta le presente a ese misterioso hombre con el que viajaba en el auto y quien resulta ser el cuñado de la dama, un despreciable hombre llamado Paul Decourt (Jean Yanne), un tipo con status social alto que cuenta con grandes riquezas económicas pero paradójicamente también, se haya despojado de toda moral, convirtiéndolo en un ser despreciable y abominable el cual ante la mirada del propio Charles y del espectador merece morir.
Créanme cuando les digo que este film de Claude Chabrol es una obra maestra, así de simple, pues el argumento que presenta es netamente una exploración intrínseca a los aspectos más lúgubres y repulsivos del ser humano, los cuales son diseccionados de manera tal que nunca se perciben manidos o pueriles ocasionando que el espectador jamás pierda el intereses en los personajes (los cuales están dotados de exaltaciones legítimas) y por supuesto de la dirección que va tomando la historia. Es por esto que en la mejor tradición del cine francés, el personaje central aquí interpretado de manera más que excelente por Michel Duchaussoy, es el motor que va generando las diversas acciones que desencadenarán infinidad de reacciones, motivo por lo cual el ansiado desenlace jamás se descubre tan predecible como pudiera parecer.
De ahí que los artilugios narrativos que emplea Chabrol (quien coescribe el guión junto con Paul Gégauff) para ir desenmarañando este puzzle psicológico se perciben maduros e inteligentes, y es que si lo analizamos el director francés no tarda mucho en echar al aire la moneda en la cual se presenta el conflicto que atañe a todos los personajes (el atropello del niño dura solo unos minutos pero esta filmado con tal maestría que el respetable no tarda en empatizar con el protagonista) por lo que la confrontación entre Charles (Duchaussoy) y Paul (JeanYanne) es el pivote argumental de la historia el cual va in crescendo a cada paso. Es así que puedo decir que la dirección de Cluade Chabrol es exquisita y a la vez portentosa pues nunca se descuidan esos aspectos tan importantes que el guión provee, empero lo realmente destacable es la manera en que el realizador traslada a imágenes lo que esta escrito sobre el papel; por lo tanto el ritmo es soberbio, la planificación, la puesta en escena y por supuesto la tensión que Chabrol provee al relato hacen que el lenguaje cinematográfico sea solo comparable a lo que hacia Hitchcock en sus obras (recordemos que Claude Chabrol era un gran admirador del director de Psicosis).
Así mismo y retomando el perfil de los personajes hay que decir que éstos cuentan con una riqueza a nivel emocional tanto motivacional, por una parte encontramos a Charles Thenier (Duchaussoy) un tipo educado (es escritor) quien al no encontrar una solución legal que aminore su dolor halla en la planificación de su maquiavélico plan ese ansiado descanso que legitimase su propia justicia, sin embargo tanto él como el respetable descubrirán que incluso la muerte del asesino no proveerá ningún descanso emocional e incluso hará que el desenlace contenga tintes de una tragedia griega, todo gracias a un giro final que recae en otro personaje que dota a la historia de un peso específico a la misma (el hijo del propio asesino). Por otra parte el personaje que interpreta la bella Caroline Cellier nos muestra esa frivolidad de las estrellas mediáticas que bombardean los medios de esparcimiento, ya que fuera de la pantalla televisiva, la mujer se encuentra carente de una personalidad propia, de autoestima (no por nada queda enganchada a Charles cuando este ofrece su amor incondicional), motivo por lo cual ésta es solo otra víctima de este triangulo lleno de odio.
Y finalmente el personaje de Paul Decourt (que borda Jean Yanne) es indiscutiblemente un símbolo a los aspectos más aberrantes y decadentes del ser humano, pues como comentaba este sujeto no conoce códigos éticos o morales y sustenta su existencia en su poderío económico (aunque tampoco sea un tipo refinado y mucho menos educado), es por esto que la confrontación entre esta bestia humana y su antítesis (Charles Thenier) desencadenarán no solo muerte y más dolor, si no una gama de disertaciones filosóficas que sustentan esta exquisita y abrumadora obra la cual su servidor solo podría comparar con la no menos pesimista No Matarás de Kieslovski (la cual realizaría casi dos décadas después), en la cual y por ende no se avistan héroes o villanos, al contrario podría decirse que todos son victimas del propio destino en mayor o menor proporción.
Ya para finalizar debo exhortar al distinguido a que no pierda la oportunidad de revisar este peliculón llamado Este Hombre Debe Morir, pues como señalaba sus adeptos discursivos y artísticos, así como su capacidad de honestidad la ponen como una indispensable experiencia sensorial de exquisita revisión así como otras de las obras de Claude Chabrol (El Carnicero, La Mujer Infiel) es vincularse directamente con cine en estado puro, inteligente, propositivo y maduro. Así que no espere más y vaya a su video club favorito y pida Este Hombre Debe Morir.
Extraordinaria película, todas las escenas son un arte cinematográfico. No pueden perdérsela.
ResponderEliminarASI ES MI ESTIMADO JUAN GERARDO, EL CINE DE CLUADE CHABROL Y PRECISAMENTE ESTA CINTA ES UNA OBRA MAESTRA COMO NINGUNA. GRACIAS POR LOS COMENTARIOS Y UN SALUDO.
ResponderEliminarDe quién es la música clásica del film, que destaca al final, cuando se hace a la mar?
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