AÑO: 1974
DURACIÓN: 165 min.
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
DIRECTOR: John Guillermin, Irwin Allen
GUIÓN: Stirling Silliphant (Novelas: Richard Martin Stern, Thomas N. Scortia, Frank M. Robinson)
MÚSICA: John Williams
FOTOGRAFÍA: Fred J. Koenekamp & Joseph Biroc
REPARTO: Steve McQueen, Paul Newman, William Holden, Faye Dunaway, Fred Astaire, Susan Blakely, Richard Chamberlain, Jennifer Jones, O.J. Simpson, Robert Vaughn, Robert Wagner
PRODUCTORA: 20th Century Fox / Warner Bros. Pictures
PREMIOS: 1974: 3 Oscar: Mejor fotografía, canción, montaje. 8 nominaciones
GÉNERO: Acción. Catástrofes.
Espero no aburrirlos con las evocaciones de un viejo de 32 años (jajaja) el cual quedo marcado por aquella época perteneciente a aquellos mágicos años ochentas en donde era muy recurrente que la televisión abierta proyectará cintas de los setentas o anteriores, motivo por el cual su servidor conoció a verdaderos íconos de la pantalla plateada como Robert De Niro, Al Pacino, Marlon Brando, Gene Hackman, Jack Nicholson, Clint Eastwood o Nick Nolte, quienes además de representar el epitome de la virilidad masculina, eran sin lugar a dudas grandes interpretes. Y es aquí donde el que esto escribe recuerda con gran emoción y cierta melancolía esta cinta llamada Infierno en la Torre, mega producción hollywoodense que constituía aquel cine muy en boga de catástrofes que se dio en las décadas de los setentas y principios de los ochentas.
De hecho uno de los mayores atractivos del film (además de los grandes efectos visuales) era el reparto multiestelar que encabezaban el siempre portentoso y natural Paul Newman (al que ya conocía por Butch Cassidy and the Sundance Kid de 1969) junto al rudo y estoico Steve Mcqueen, los cuales encarnaban a Doug Roberts y al jefe de bomberos O´Hallorhan fungiendo como los héroes arquetípicos de la época de esta entretenida cinta, a los cuales también secundaban actores como William Holden (La Pandilla Salvaje, 1969), Faye Dunaway (Chinatown, 1974) o el por ese entonces popular O.J. Simpson quien además de participar en este film en un pequeño papel, lo más relevante que realizo fue haber trabajado en la jocosa y delirante trilogía de Naked Gun (1989-1994) junto al grandioso Leslie Nielsen.
Pero ya centrándonos en el argumento, la historia nos narra como un arquitecto llamado Doug Roberts (Newman) regresa de unas largas vacaciones a la ciudad de San Francisco, lugar en donde diseño y construyo uno de los rascacielos más altos del mundo para el magnate Jim Duncan (Holden), a quien de manera cordial le solicita su renuncia ahora que el mencionado edificio esta terminado, sin embargo Duncan quiere que este se quede a la fastuosa inauguración que ofrecerá para poner oficialmente en marcha el complejo, empero lo que realmente hace que Roberts permanezca en el complejo es la presencia de Susan (Dunaway) una hermosa colega con la cual el hombre ha mantenido un amorío.
Total que entre la tertulia que mantiene Doug con Susan, el día comienza a terminar y los empleados a cargo de los preparativos de la inauguración se preparan para la gran noche, sin embargo uno de estos le comenta al arquitecto que el sistema eléctrico del edificio contiene infinidad de fallas, ya que el contratista y yerno de Duncan (Holden) compro material de baja calidad para disminuir los costos, motivo por el cual Roberts (Newman) emprende una revisión a las instalaciones, mientras los invitados a la fiesta comienzan a llegar y son llevados al piso más alto del edifico para festejar el evento. Sin embargo y para desgracia de todos los que se encuentran en el edificio, un incendio que comienza en uno de los pisos de en medio inicia a propagarse hacia arriba provocando que todos los asistentes queden atrapados a una muerte segura. Ahora con el tiempo en su contra y sin recursos, Doug Roberts (Newman) tendrá que ingeniárselas para llegar a la cima del inmueble y tratar de salvar a la mayor gente posible con la ayuda de un temerario y valiente jefe de de bomberos llamado O´Hallorhan (McQueen), el cual acude junto con infinidad de brigadas de traga fuegos para tratar de contener el infernal incendio del colosal edificio.
Empero todos los esfuerzos y técnicas aplicadas por los bomberos (a los cuales ahora se les ha sumado la marina para labores de apoyo) no logran detener el imponente incendio, y lo peor es que el número de víctimas comienza a incrementarse cuando la desesperación, la impotencia o incluso la intolerancia del propio ser humano por si mismo sean los causantes de que las cosas se salgan de control (encontramos escenas donde la gente se pelea por subir a los ascensores y se golpean entre si, o como otros caen del edificio ante la desesperación de morir quemados), por lo consiguiente el respetable comenzará a preguntarse con nerviosismo, mientras les sudan las manos (y otras partes del cuerpo, jajajaja, no lo se) si el valiente jefe de bomberos O´Hallorhan (McQueen) y el gallardo arquitecto Doug Roberts (Newman) saldrán avantes de tan magro panorama.
Pues contestando a esta interrogante debo decirles que si (jajaja) nuestros protagonistas salen airosos, aunque debo acotar que no he echado a perder ninguna sorpresa ya que es obvio que tanto por el diseño de personajes asi como por el argumento, las reglas dictan que muchos personajes secundarios perecerán y otros tantos se salvarán, sin embargo el film que firman Irwin Allen (director de las escenas de acción) y John Guillermin (para el resto de la cinta y escenas de drama) tiene sus principales virtudes en el planteamiento del guión con todo y las concesiones que se toma el mismo (personajes faltos de carisma y situaciones bastante arquetípicas) las cuales más sin embargo no lastran el buen resultado de esta excitante y por muchos momentos angustiosa cinta.
Y es que hay que decir que en ningún momento la historia decae (con todo y sus casi tres horas de duración) pues esta balancea de forma correcta esos momentos de introspección, de pánico, de drama o de verdadera acción que viven sus protagonistas, por lo que la tensión que provoca el incendio ira increscendo a cada momento estimulando a su vez que tanto publico como los personajes centrales se encuentren al filo de la navaja. Por ejemplo la escena donde se derrumban las escaleras y el personaje de Newman debe rescatar a dos niños y una mujer para que no caigan al vació de verdad destila momentos de verdadera tensión, o cuando Steve McQueen se cuelga del elevador panorámico para engancharlo a un helicóptero y asi poder evitar que la gente que esta en este muera y uno de sus compañeros esta a punto de quedar abatido al precipicio te ponen los pelos de punta.
Es por tal motivo que otro de los grandes aciertos de la cinta es sin lugar a dudas la dupla protagónica que representa Paul Newman y Steve McQueen como los héroes en turno, quienes con todo y que no interactúan directamente (o mano a mano) durante la mayor parte del film si logran gran química en el tercio final, al tiempo que cargan toda la cinta sobre sus hombros ya que sus performances son sobrios y creíbles, además de que logran empatizar con el espectador gracias también al gran carisma con el que contaban estos. Por tal motivo el tándem Newman-McQueen logra otorgar humanidad y heroicidad a sus personajes quienes en ningún momento se perciben forzados o maniqueos (aunque en ocasiones el discurso del film es el de enaltecer a los hombres comunes y corrientes que junto a las instituciones gubernamentales hacen de Estados Unidos una gran nación).
De los secundarios debo decir que cumplen de sobre manera sus breves papeles, por ejemplo el grandioso William Holden dota de matices y profundidad psicológica al presuntuoso millonario Jim Duncan, quien al ver los fatales resultados que provocó su yerno Simmons (Richard Chamberlain) en aras de ahorrarse unos cuantos millones de dólares en material eléctrico, cambia de manera radical sus motivaciones para ayudar a los pocos que quedan con vida al tiempo que su conciencia queda mellada. Por otra parte el mismo Richard Chamberlain compone a un ser detestable, lleno de exaltaciones económicas y narcisistas, por lo que uno quiere que su existencia sea la siguiente en perecer (aunque este placer quede satisfecho casi al final del visionado). Y finalmente Faye Dunaway solo aporta su belleza física para servir de excitación psicológica al personaje de Newman.
Ahora bien en lo referente a los apartados técnicos hay que decir que el film es portentoso, robusto, impecable, por lo que mucho de la solvencia visual depende del buen quehacer de Irwin Allen tras cámaras en las secuencias de acción (las cuales ocupan la segunda parte de la cinta) ya que este logra montar escenas realmente emocionantes, convirtiendo al fuego en un verdadero enemigo que arrasa con todo a su paso. Es por tal motivo que la puesta en escena no escatima en recursos tanto de decorados, escenografías, etc. por lo cual esas asombrosas tomas panorámicas nos van mostrando en determinados momentos como el coloso se derrumba a cada paso que va ganando el fuego.
Y por supuesto no podía faltar la acojonante banda sonora compuesta por el grandioso John Williams, la cual refuerza los momentos de más tensión en ciertos pasajes de la historia para cerrar una película bien hecha, estresante, pero sobre todo emocionante, la cual al igual que producciones como La Aventura del Poseidón (Ronald Neame, 1972) o Terremoto (Mark Robson, 1974) por mencionar algunas, tiene en su disertación filosófica la exploración de la condición humana.
Asi que estimado lector, si esta reseña los ha motivado no lo duden más y busquen en su video club favorito Infierno en la Torre, pues además de pasar un rato de sano divertimento, descubrirán que no todas las mega producciones que se facturan en Hollywood buscan tomarle el pelo al espectador, sin embargo esta tiene el aliciente de contar con verdaderas estrellas como los irremplazables Paul Newman, William Holden y Steve McQueen.
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