lunes, 7 de marzo de 2011

FILM NOIR: EL SECRETO DE SUS OJOS

TÍTULO ORIGINAL: El secreto de sus ojos
AÑO: 2009
DURACIÓN: 126 min.
PAÍS: Argentina
DIRECTOR:Juan José Campanella
GUIÓN: Juan José Campanella, Eduardo Sacheri
MÚSICA: Federico Jusid, Emilio Kauderer
FOTOGRAFÍA: Félix Monti
REPARTO :Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Pablo Rago, Javier Godino, José Luis Gioia, Mario Alarcón, Mariano Argento, Ricardo Cerone, David Di Nápoli
PRODUCTORA: Coproducción Argentina-España; 100 Bares / Tornasol Films / Haddock Films / Telefe
WEB OFICIAL: http://www.elsecretodesusojos.com/
GÉNERO: Thriller. Intriga.



Es un hecho que para un servidor el cine negro es un género bastante atractivo, sobre todo por los elementos que componen este, como son por ejemplo héroes atormentados por un pasado turbio los cuales cuestionan su moral a cada paso que dan (en ocasiones sus acciones son muy cuestionables) para salvar a la dama en peligro y por si fuera poco, lograr resolver el caso que tienen en sus manos.

Tal vez al respetable esto ya les suene un poco arcaico, empero el director Juan José Campanella toma solo los cánones del género para revitalizar este, gracias a un efectivo guión que explora en las motivaciones de los personajes principales, apoyado en una construcción narrativa que no sucumbe ante aspectos pueriles que distraen al espectador (como balaceras gratuitas, de hecho en el film no hay) y al contrario se utilizan elementos narrativos como los saltos temporales para irle desmenuzando al espectador esas minucias que van enriqueciendo una historia que nunca llega a flaquear.

La cinta abre con una escena donde una mujer corre a través de un andén de una estación ferroviaria tratando de alcanzar la ventana de uno de  los vagones del tren que va en marcha, en su interior un hombre ataviado con una barba que viste su rostro y una mirada melancólica observa a la dama y solo alcanza a poner su mano en el vidrio que separa a ambos, acto seguido el tren se aleja y la mujer nada puede hacer.  Después descubrimos que estos hechos ocurrieron en los años setentas, luego nos transportamos a la actualidad, estamos en Argentina, una toma nos muestra a un hombre que sube las escaleras de un edificio e ingresa a este hasta llegar con una mujer llamada Irene (Soledad Villamil) una jueza del poder judicial, el hombre se llama Benjamín Espósito (Ricardo Darín) del cual descubrimos en la charla que tiene momentos después con Irene, que hace más de veinticinco años trabajo en ese lugar con ella y comienzan a recordar las viejas glorias.

Benjamín (Darín)  además de visitar a la hermosa mujer, ha ido a que esta  le apoye con algunos documentos ya que como acaba de jubilarse (era una especie de detective que trabajaba en las oficinas del juzgado) ha decidido invertir su tiempo en escribir en una novela relacionada con un caso que jamás pudo resolver, este se remonta dos décadas atrás cuando Benjamín Espósito acude a investigar el asesinato de una joven mujer, la cual además fue violada.

El hecho es que Benjamín queda impresionado ante el cuadro que descubre cuando ingresa a la casa de la víctima, el cuerpo desnudo yace recostado a un costado de la cama, la humanidad de la dama denota vestigios de violencia, el lugar también ya que las paredes, tanto como las cortinas lucen fuera de lugar, sin embargo lo que más a impactado a nuestro protagonista es sin lugar a dudas  la mirada que ha quedado en el rostro inerte de la víctima.

Días después la fiscalia cierra el caso de manera repentina cuando otro inspector argumentan que dos albañiles que trabajaban a unos metros de la casa de la victima fueron los culpables de tan atroz hecho, empero Benjamín investiga más a fondo y descubre inconsistencias en el caso, motivo para que éste y su compañero Pablo (Guillermo Francella) comiencen a ser hostigados por algunos sujetos de algunos sectores gubernamentales, a los cuales parece que nos les conviene que la verdad salga a flote, con todo y que en un momento muy puntual de la historia el par de investigadores descubren al verdadero asesino de la mujer, un hombre llamado Isidoro Gómez (Javier Rodino) el cual sale en libertad después de haberlo arrestado, causando en nuestro protagonista y el viudo de la víctima bastante impotencia. Cabe hacer mención que la secuencia del estadio de futol donde Benjamín y Pablo capturan al Isidoro esta filmada de una forma bastante efectiva, incluso recuerda mucho a aquella panoramica continua que utilizara Don Siegel en Dirty Harry (1971) donde ese fastuoso dolly in nos sumerge en la acción.

Contarles más sobre la historia echaría a perder todas las sorpresas que nos depara esta excelente película, lo que si les puedo decir es que el director Campanella logra un soberbio ejercicio narrativo que combina ese solvente manejo de tiempos (pasado y presente) para ir develándole al espectador aquellos hechos y acontecimientos que en un inicio parecían no tener importancia (como cuando se descubre el verdadero motivo que hace que Benjamín abandone su trabajo en aquella primera secuencia en aquellos andenes, descubrir la verdad es demoledora) todo gracias a un guión bien amarrado que no deja cabos sueltos.

Por otra parte el tratamiento de personajes es inteligente, motivo para que estos estén dotados de humanidad y lo más importante, de motivaciones, razón por lo que incluso la historia de amor entre Benjamín (Darín) e Irene (Villamil) no se perciba forzada pues este aspecto implícitamente dota de más humanidad a estos, pues los conflictos internos que tienen estos los hacen cuestionarse sobre la importancia de decidir y priorizar sobre la resolución del caso o dejarse llevar por ese amor silencioso del cual gozan los personajes.

Es por eso también que aunque el personaje que interpreta Ricardo Darín podría contener algunos rasgos de los héroes del género noir, (como los que interpretaba Humphrey Bogart) este no cae en los clichés del mismo, al igual que el personaje femenino que interpreta Soledad Villamil el cual es fundamental en la historia y se encuentra despojado de los tópicos baratos donde la mujer solo servía de accesorio para ser rescatada del  peligro, incluso aquí el personaje de Irene en ocasiones es quien toma algunas de las decisiones más importantes que determinarán el rumbo de la historia. Por otra parte el personaje que compone Guillermo Francella como el compañero alcohólico de Benjamín Espósito (Darín), redondea el discurso pesimista sobre la descomposición humana a la cual se enfrenta el protagonista.

Ahora bien, en el apartado visual la cinta del realizador argentino es exquisita, ya que cuenta con una delicada fotografía la cual remonta al cine más clásico (encuadres, paneos, atmósferas) asi como un manejo del ritmo pausado pero nunca aburrido puesto que  la cinta camina segura durante todo el metraje, hasta su arrollador pero a su vez esperanzador final (el cual nos muestra la suerte del asesino). Asi mismo, es innegable que el director domina los aspectos técnicos del quehacer cinematográfico, pero también es de resaltar que la dirección de actores es genial ya que estos cumplen con creces en sus roles y ninguno desentona, sin embargo me gustaría resaltar la labor de Ricardo Darín  actor que siempre me ha parecido solvente en sus performances, sobre todo por su versatilidad pues aunque se trate de una comedia o un drama, el actor argentino siempre luce natural, por lo que no es de extrañar que el tándem Campanella/Darín funcione tambien.

Asi que no me queda más que recomendar de sobremanera este exquisito film, el cual además de las virtudes mencionados con anterioridad, se puede disfrutar también por su innegable honestidad que destilan sus viñetas, además de que su realizador evoca un relato netamente intimista, y lo mejor un amor por el buen cine. Al menos  su servidor a si lo interpreto y por ende puedo decir que la última cinta del director de El Hijo de la Novia me ha gustado.

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