viernes, 3 de mayo de 2013

AMOR de Michael Haneke

TÍTULO ORIGINAL: Amour
AÑO: 2012
DURACIÓN: 217 min.
PAÍS: Austria
DIRECTOR: Michael Haneke
GUIÓN: Michael Haneke
FOTOGRAFÍA: Darius Khondji
MUSICA: Franz Schubert, Ludwig Van Beethoven, Johann Sebastian Bach
REPARTO: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, William Shimell, Ramón Agirre, Rita Blanco, Alexandre Tharaud, Laurent Capelluto, Carole Franck, Dinara Drukarova
PRODUCTORA: Coproducción Francia-Alemania-Austria; Les Films du Losange / X-Filme Creative Pool / Wega Film / France 3 cinéma / ARD degeto / Bayerischer Rundfunk / Westdeutscher Rundfunk / Canal + / France télévisions
GÉNERO: Drama.


Lo que aparentaba ser una mañana común y corriente en las tranquilas vidas del crepuscular matrimonio conformado por  Georges (Jean-Lois Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva) cambia drasticamente sus vidas cuando en pleno desayuno la octogenaria mujer sufre un lapso de estado catatónico el cual trae consecuencias bastante catastróficas cuando después de ser sometida a una operación, esta ha quedado paralizada en la totalidad de la parte derecha de su cuerpo. Sin embargo Anne aun consiente de su estado le hace prometer a Georges que no la regrese al hospital pues no quiere pasar los últimos días de su vida conectada a una máquina, por lo cual este se dedica a cuidar de ella hasta que su mujer comienza a desquebrajarse física y emocionalmente por lo cual sus exaltaciones de morir son más fuertes cada día; de ahí que su marido también comience a experimentar el tortuoso camino moral de comprender y enfrentar lo que significa ser a final de cuentas un simple ser humano al borde de la existencia.

Para todo aquel espectador asiduo al cine de Michael Haneke sabrá que el director alemán es todo un experto para contar relatos de verdadero terror (humano), historias que nunca dejan indiferente al respetable pues este tiene esa visión tan metódica de explorar el comportamiento del ser humano, por lo cual e indudablemente sus obras duelen al ser visionadas (vean Funny Games o La Pianista y sabrán lo que les digo). Y no es que Haneke escoja retratar lo “mejor” o lo “peor” del sujeto para concientizar o llegar al espectador a través de sus relatos, no señores, la percepción del realizador es más amplia y a la vez más  intrínseca por lo que ahí radica la complejidad y lo maravilloso de su cine.

Y es que Haneke logra transportarnos a través de sus complejos personajes (en este caso Georges y Anne) en un viaje lleno de cuestionamientos sobre la condición humana (la muerte, la trascendencia, el amor, etc), un viaje que no siempre aparenta ser grato,  incluso en ocasiones pareciese que sus personajes no le importan (grave error por supuesto si suponemos esto en primera instancia), sin embargo su interés va más allá de lo que un padre haría con un vástago pues la visión de Haneke es casi la de un científico que busca hallar respuestas a un sinfín de cuestionamientos, pues este crea a sus personajes dotándolos de humanidad y los inmersa en un ambiente hostil (aquí la pareja de octogenarios debe lidiar con la muerte como proceso natural de la vida) para que estos armados y a su vez desprovistos de sus capacidades tomen las decisiones que guiarán sus vidas.

No es casualidad que la historia se desarrolle solo en un espacio constreñido (el departamento de Georges y Anne) y que conforme avanza el relato  este espacio físico  parezca extinguirse (en un inicio entramos en la cocina, la sala, el dormitorio y para el tercer acto solo vemos un cuarto que es en donde se desarrolla la trama) como si esto simbolizara de manera fehaciente como la vida de ambos protagonistas se extingue a cada momento. Pero el proceso que Georges y Anne viven (parece una ironía pero así es) es lento y sinuoso como así lo muestra el ritmo tan pausado que emplea el autor (toda una muestra de maestría en lo concerniente a narrativa) para mostrarnos ese concepto tan complejo llamado amor, concepción que aquí toma niveles de otra índole y no se queda en un simple panfleto edulcorado de telenovela que recurre al chantaje emocional (¿alguien recuerda el filme de Nick Cassavetes llamado La Decisión más Difícil de 2009?).

Incluso la honestidad y el despojamiento de maniqueísmos baratos en el guión realmente llegan a lo más profundo del espectador por la crudeza del relato, aspectos como la desolación, desesperación, empatía, dolor, etc. son mostrados de manera magistral por el magnífico trabajo actoral del tándem integrado por Jean-Lois Trintignant y Emmanuelle Riva, pues sin estos monstruos de la actuación no hubiera sido posible el propio filme con todo y que cuenta con un perfecto guión; y es que tanto Trintignant como Riva bordan sus difíciles papeles dotándolo de phatos, el primero como el esposo compasivo y empático que cuida de la mujer que ha compartido con el toda su vida, con la cual experimento altas y bajas, con la cual compartió proyectos profesionales (ambos son maestros de música) y que ahora debe confrontar  el hecho de descubrirse impotente ante lo inevitable de su partida.

Por su parte Emmanuelle Riva hace lo propio (disculpen pero no encuentro más adjetivos para describir las maravillosas actuaciones) y se entrega en cuerpo y alma para dotar a su Anne de esa fragilidad física pero sobre todo psicológica de su personaje; y es que verla postrada en su cama, sin poder hablar, sin tener control de sus capacidades cognitivas de verdad duele. Y es que este sufrimiento que el espectador pudiera experimentar va más allá de lo meramente gratuito o gráfico, y como bien decía en un principio el terror en la filmografía de Michael Haneke es velado y se haya en lo más recóndito de sus personajes, y aquí este radica en descubrir lo que significa ser un ser humano, pues el dolor o las diferentes emociones que el sujeto experimenta son solo del individuo y de nadie más por lo cual solo este las podrá percibir, y por supuesto se terminan cuando este deja de existir. De ahí que la verdadera tesis del filme de Haneke tal vez sea esto último, somos seres humanos hasta nuestro último respiro.

Por supuesto la cinta además de mostrarse bastante cruda en su concepción, también deja pequeñas dosis de lirismo (como comentaba anteriormente el espacio físico juega un papel importante) como por ejemplo la aparición de palomas en determinado momento de la trama o ese final tan contundente en su construcción onírica. De ahí que la puesta en escena juegue un papel importantísimo con ciertos paneos pausado y cortes de escena bastante bien montados, así como la preciosa y no menos lúgubre (por momentos) fotografía de Darius Khondji (asiduo colaborador a últimas fechas de Allen), aspectos netamente cinematográficos que meten de lleno al espectador en la historia.

Para finalizar por supuesto debo recomendar esta obra maestra y decir  Amor es cine de verdad, duro, sin concesiones y probablemente la obra más honesta que haya visionado a últimas fechas sobre la condición humana, por lo cual se vuelve dolorosa, implacable y apabullante en su visionado, pero que igualmente se agradece que existan autores como Haneke o Lynch o Cronenberg, quienes a través de sus obras nos recuerdan que estamos vivos, y eso no cualquiera lo logra.


 

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