AÑO: 2009
DURACIÓN: 104 min.
PAÍS: Dinamarca
DIRECTOR: Lars von Trier
GUIÓN: Lars von Trier, Anders Thomas Jensen
MÚSICA: Kristian Eidnes Andersen
FOTOGRAFÍA: Anthony Dod Mantle
REPARTO: Willem Dafoe, Charlotte Gainsbourg
PRODUCTORA: Coproducción Dinamarca-Alemania-Francia-Polonia-Suecia-Italia; Zentropa Entertainments
WEB OFICIAL: http://www.antichristthemovie.com
PREMIOS: 2009: Festival de Cannes: Mejor actriz (Charlotte Gainsbourg)
2009: Premios del cine europeo: Mejor fotografía. 3 nominaciones.
GÉNERO: Terror. Thriller.
Por fin y tras dos años de retrazo llega a Aguascalientes (en formato dvd por lo menos) la penúltima obra del siempre incendiario director danés Lars von Trier, quien ahora nos entrega otra alegoría para abordar diferentas discursos a nivel metafísico sobre la jodida condición humana; en donde de nuevo los pathos recaen en la figura femenina como sucediera en Bailando en la Oscuridad (2000), Dogville (2003) o Manderlay (2005) para descubrir de nuevo que este ser tan complejo y a la vez tan hermoso en ocasiones bajo situaciones extremas no tiene la capacidad de mimetizarse a su entorno por lo que termina quebrándose psicológicamente, como sucede en el caso de esta cinta en donde la protagonista fungirá como eje central para indagar en aspectos tan humanos y lúgubres como es la locura.
Pero comencemos, la cinta abre con un primer capítulo denominado simplemente como prólogo, el cual es una exquisita y soberbia presentación a nivel narrativo y visual retratada con una eficaz fotografía en blanco y negro (el cual parece un videoclip publicitario) de los protagonistas, los cuales conocemos cuando una escena nos muestra a una pareja de amantes, el (Willem Dafoe) y ella (Charlotte Gainsbourg) en plena copulación mientras una pieza musical con tintes clásicos viste esta; momentos después asistimos como el pequeño hijo de estos (de unos tres años de edad) que se encuentra en una habitación contigua baja de su cuna y comienza a merodear por los pasillos hasta llegar a una de las ventanas que se encuentra abierta, en ese momento el pequeño sube a un mueble y al asomarse cae al vacío por lo que obviamente muere.
Sin embargo dentro de este trágico evento también podemos revelar un aspecto no menos perturbador, y ese es el de descubrir que cuando el pequeño Nic (Storm Acheche) pasaba por la recamara de sus padres, en determinado momento se avista que la madre probablemente vio al infante; motivo por el cual ahora quedan poderosas interrogantes en el respetable que serán desveladas conforme avance este siniestro relato. Como es de esperar el matrimonio queda devastado por la muerte de su vástago y recurren a terapia para sanar la pena que los embarga (el es terapeuta), empero ésta lejos de tornarse sanadora se convierte en un verdadero descenso a los infiernos más profundos de sus protagónicos cuando estos ingresen a una cabaña en lo más recóndito de un bosque llamado “Eden” (lugar donde la familia pasaba sus vacaciones), en donde sus miedos, sus odios y por supuesto la locura desencadenarán solo más muerte.
Ok, tal vez el que esto escribe haya soltado algunos spoilers, sin embargo les aseguro que para que el respetable pueda vivir absolutamente la experiencia cinematográfica y sensorial que plantea el señor Von Trier (aunque esta desmadre al espectador a nivel emocional) es de suma importancia visionar el film sin ningún tipo de prejuicios pues solo de esa forma se alcanzarán a percibir los diversos discursos plásticos, narrativos y por supuesto filosóficos, los cuales son contados, y por que no decirlo enmarcados a través de esos exquisitos fotogramas que evocan por momentos a ese estilo de pintura que se hacía en el Renacimiento tanto en composición como paleta cromática, la cual corre a cargo del director de fotografía Anthony Dod Mantle (Manderlay,127 Horas); motivo por el cual la belleza visual del film se vuelve parte fundamental para darle ese aire onírico, lírico y casi de pesadilla a la historia que se nos está contando, por lo cual el espectador al igual que los protagonistas serán llevados de la mano y sin concesiones para experimentar los aspectos más oscuros del ser humano.
Y es que el guión que firma el propio Lars von Trier se convierte casi en un estudio milimétrico sobre como se va gestando la locura en el ser humano, aspecto que recae en el personaje que interpreta de manera soberbia Charlotte Gainsbourg, quien entrega cuerpo y alma al complejo y fracturado personaje que le es encomendado (se los juro, no encuentro palabras para describir la imponente interpretación de Gainsbourg) pues conforme avanza la trama, el respetable puede presenciar como este se va transformando tanto física como emocionalmente a tal grado; que por momentos el propio espectador llega a empatizar con ella, empero esa inteligente e inesperada vuelta de tuerca que guarda el capítulo llamado “Los Tres Mendigos” hará cambiar de opinión al respetable cuando se vislumbren las verdaderas exaltaciones del personaje femenino.
Por otra parte esta escalofriante alegoría sobre las relaciones de pareja (claro llevadas al extremo) no estaría completa sin la presencia de Willem Dafoe, otro gran interprete que demuestra de nuevo que es un gran actor (cuando no se mete en proyectos como Spiderman, claro) pues este guarda en su personaje la impotencia de no poder ayudar a su esposa la cual se desquebraja a cada momento. Pero sin lugar a dudas es la potente dirección de Von Trier lo que lleva a otro nivel el film, pues este aplica una narrativa pausada que permite escudriñar en la exploración de sus personajes (a los cuales nunca abandona), motivo por el cual incluso el film borda varios géneros como el drama (sobre todo en su parte inicial), el horror e incluso el gore más brutal como las escenas en donde presenciamos la ya tan comentada eyaculación con sangre y el cercenamiento del clítoris (los cuales son crueles), empero estas no se perciben sobradas o gratuitas, inclusive me atrevería a decir que quedan opacadas ante tanto dolor y locura expuesta paulatinamente durante todo el metraje, aspectos que recaen en la figura de Charlotte Gainsbourg.
Asi mismo se nota el compromiso del director por dotar al film de una plástica visual por lo se experimentan varias técnicas visuales como por ejemplo el prólogo y el epílogo son narrados en ralenti, con una fotografía en blanco y negro muy cuidada casi como de un comercial de perfumes se tratara, provocando en el espectador una especie de ilusión para el verdadero y cruento discurso que se está narrando. Pero cuando el director danés se enfoca a los pasajes llamados Pena, Dolor, Desesperación y Los tres mendigos, utiliza cámara al hombro en determinados momentos para dotarle de una intención casi documentalista al asunto, asi como encuadres en demasía cerrados (por no decir claustrofóbicos) lo que refuerza el estado anímico de los protagonistas.
Ya para finalizar debo comentar que el Anticristo de Lars von Trier es una obra arriesgada e incendiaria, pero no por eso menos exquisita y disfrutable (si cabe esta expresión) la cual sustenta su validez en transformar una premisa simple en un portentosa metáfora sobre las relaciones humanas y la delgada línea que existe entre la cordura y la demencia con dosis de lirismo, aspectos narrativos que aunque son diferentes en forma me recordaron aquella imprescindible cinta del maestro sueco Ingmar Bergman llamada La Hora del Lobo (1967). Asi que estimado lector no lo piense más y descubra la verdadera naturaleza humana viendo este inquietante film.
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