Año: 2013
Duración: 113 min.
País: Estados Unidos
Director: Peter Segal
Guión: Doug Ellin, Tim Kelleher, Bill Gerber Música: Trevor Rabin Fotografía: Dean Semler Reparto: Robert De Niro, Sylvester Stallone, Kevin Hart, Alan Arkin, Kim Basinger, Jon Bernthal, Judd Lormand, Han Soto, Nicole Andrews, LL Cool J., Paul Ben-Victor, Anthony Anderson, Barry Primus, Ireland Baldwin, Kate Reinders, Judd Lormand
Productora: Warner Bros. Pictures / Callahan Filmworks / Gerber Pictures
Género: Drama. Comedia.
Cuando en 1977 John G. Avildsen se hizo con el Oscar con la cinta independiente
Rocky sucedieron dos cosas, primeramente Sylvester Stallone inicio una carrera
como héroe de acción y convirtió a su personaje Rocky en un icono de la cultura
pop que aún hoy en día es un referente tanto en el cine como fuera de él, al
tiempo que al actor norteamericano gracias a la prolija carrera que ha
desarrollado en ya tres décadas se ha convertido ya en un intérprete de culto
(al menos para la generación que lo vio en su esplendor en la época de los años
ochenta y noventa como un servidor). Y el segundo aspecto, el director Martin
Scorsese a quien le fue arrebatado el merecido Oscar ese mismo año (pues
francamente Taxi Driver es por mucho mejor cinta que Rocky, y eso que un
servidor es fan de la saga del semental italiano) pues decidió tres años
después realizar su propia película sobre box para darles a los tipos de la
academia por el culo, entregando la maciza, sórdida y lúgubre Toro Salvaje,
cinta que exploraba en las motivaciones y la fracturada psique de su
protagonista, el pugilista Jack La Motta interpretado de manera magistral por
Robert De Niro, quien por esa época junto a Al Pacino eran respetados y
venerados por desarrollar proyectos realmente destacados.
Total que estos dos personajes tanto Rocky como La Motta se volvieron piezas
clave en la cinematografía universal, de ahí que durante muchos años siempre
hubo esa especie de morbo geek de saber qué pasaría si estos dos personajes se
enfrentaran en un ring (comprenden por qué menciono que esta idea es bastante nerd).
Pues bien tal parece que este nuevo siglo con tantos avances tecnológicos como
las redes sociales, la despersonalización del individuo y el poco interés de
las nuevas generaciones por
conocer su pasado, (y no digo que todos los jóvenes lo sean pero la mayoría de
estos sujetos que viven atados a una Tablet, celular y demás gadgets y que solo
son capaces de comunicarse con mensajes de texto sin interactuar de manera
física con otro ser humano, pues parece casi imposible que no sepan quiénes son
Bergman, Fellini, Allen Pasolini, Scorsese, e incluso los mencionados Stallone
o De Niro; y viven creyendo que productos de consumo masivo como son Los Juegos del Hambre, la ya olvidada saga
Crepúsculo o demás “cintas” basadas en penosas novelas son el pináculo del cine
actual).
Nos trae ese proyecto que parecía imposible, un filme que en si es casi un
ejercicio revisionista, nostálgico y de revaloración a iconos tiempos pasados; por supuesto las apuestas de que las cosas
salieran mal eran bastante altas para una cinta como Ajuste de Cuentas, pues
por un lado tenemos a un Sylvester Stallone que si bien nunca ha sido respetado
por el sector de críticos especializados por sus bajas cualidades histriónicas
(aunque su servidor considera que ahora aborda de manera más solvente sus
papeles), el factor más riesgoso era ver a un Robert De Niro haciendo el
ridículo por enésima ocasión (quien lo diría tal parece que Stallone ahora
apoya a De Niro en su carrera en esta cinta).
Sin embargo su servidor que la verdad no esperaba nada sobresaliente de
este filme, pues se llevó una grata sorpresa ya que aunque la cinta del
director Peter Segal no trascenderá por ser la comedia más sobresaliente del
año, pues si cuenta con algunos chistes autorreferenciales en los cuales tanto
Stallone como De Niro se perciben cómodos mofándose de sí mismos (el segundo no
tanto), unas dosis de humor negro y por supuesto unos secundarios de lujo como
el señor Alan Arkin y Kevin Hart quienes realmente aportan esa mala leche que
le hace tanto bien a esta comedia, la cual por momentos se torna bastante
correcta políticamente hablando (sobre todo en su tramo final), por lo que en
algunos pasajes del filme la cosa da un bajón considerable.
La historia va de dos boxeadores, uno llamado Henry “Razor” Sharp
(Sylvester Stallone) y el otro Billy “the Kid” McDonnen (Robert De Niro)
acérrimos rivales que mantenían los cuadriláteros a reventar cuando se
enfrentaban pues se daban hasta con la cubeta lo que ocasionaba que tuvieran al
público dividido en cuanto al apoyo que les brindaban sus seguidores allá a
finales de los años setenta, así mismo sus enfrentamientos se volvieron épicos
aunque solo fueron dos; y es que la carrera de Razor era la que prometía un
futuro prometedor pues después de vencer a McDonnen en una revancha por el
título, este decide retirarse extrañamente en el mejor momento de su carrera y
con esto cerraba las posibilidades de una tercera pelea, motivo por el cual
Billi The Kid se quedaría con una gran frustración y enojo para con Razor.
De hecho estos dos sujetos llevaron su rivalidad afuera del cuadrilátero
pues cuando se encontraban en la calle también se peleaban y todo el mundo se
preguntaba el porqué de tanta rivalidad (esto lo descubriremos en el tercer
acto del filme). Total que después de tres décadas Razor trabaja como obrero en
la fundidora de la ciudad de Detroit viviendo modestamente y pagando las
cuentas que genera mantener a su ex manager, ahora un vejete gruñón Louis
Conlon (Alan Arkin), el cual vive en un acilo para ancianos. Mientras que por
otra parte McDonnen supo administrar bien sus ganancias y monto un bar donde
además de administrarlo desempeña funciones de show man reviviendo viejas
glorias aunque su humor no es el más divertido que pueda uno descubrir. Como el
respetable podrá identificar aquí comienzan los guiños a los personajes de
Rocky Balboa y Jack La Motta en cuanto a sus rasgos.
Pero por azares del destino un sujeto llamado Dante
Slater Jr. (Kevin Hart) quien es hijo de un viejo promotor que trabajo con Razor
lo convence para que este junto con Kid trabajen en un proyecto sobre un
videojuego donde se les dará vida a ambos pugilistas, empero cuando estos se
vuelven a ver frente a frente pues terminan liándose a golpes mientras son
grabados en video y posteriormente mostrados es internet lo que causa un furor
en las redes sociales, motivo por el cual el nada despistado Dante planea la
idea de volver a confrontar a estos luchadores de nuevo en un ring, ya que la
respuesta del público ante el pleito añejo entre estos dos tiene el suficiente
punch para sacar unos cuantos miles de dólares. Y es así que tanto Razor y Kid
aceptan dicho enfrentamiento (aunque sus motivos sean diferentes) por lo cual
comienzan ese viaje que los enfrentara con sus viejos y más recónditos demonios
personales.
De entrada su servidor agradece la honestidad con
la cual el director y el equipo de dicho proyecto han abordado el mismo pues
obviando las expectativas (ya sean altas o nulas) hay que decir que la cinta se
percibe despojada de cualquier grandilocuencia temática o narrativa, por lo
cual dentro de su sencillez se encuentra solo eso que la cinta pretende ser, un
filme que homenajea y cuestiona (tal vez con un poco más de acidez el resultado
hubiese sido más satisfactorio) el estatus de iconicidad de la cual gozan sus
dos intérpretes con su dos respectivos personajes y al cual se le pretende
desacralizar a través de varios gags que por momentos logran el objetivo.
Es así como Stallone y De Niro llevan a buen puerto
sus respectivas interpretaciones como viejas glorias de cine, y mientras el
primero se percibe cómodo en una variable de la encarnación del Semental
Italiano (escena de netrenamiento dentro de la carnicería incluida) el otro recurre a los tics
interpretativos que lo han caracterizado en lo referente a su etapa cómica (la
cual por supuesto no es lo mejor de De NIro) y en ocasiones se percibe algo incómodo
haciendo de vejete con aspiraciones a revivir viejas glorias. Empero también
resulta interesante descubrir que las motivaciones de estos sujetos se
descubren universales y resultan ser símbolos que enfrentan esas adversidades
que cada individuo tiene o quiere superar en su propio entorno social o
emocional; lo que también nos lleva a descubrir que quizá Ajuste de cuentas sea
más una variante de la saga Rocky ya que mantiene más ese espíritu discursivo de la
misma que con la lúgubre Toro Salvaje, por lo cual De Niro solo presta el cuerpo y el rostro para de alguna
manera se recuerden los rasgos físicos de Jack La Motta (aunque estén bastante
diluidos a nivel psicológico).
Sin embargo es evidente que existe química entre
Stallone y De Niro por lo cual la cinta se hace bastante fluida cuando estos están
frente a pantalla, empero también es indudable que la cinta sube varios niveles
cuando el señor Alan Arkin aparece en escena, pues este se reserva los mejores
y más ácidos momentos con los que contará la historia, pues siendo consiente también
de su estado físico, Arkin despliega los mejores gags sobre la condición de la
senectud y sus consecuencias. Al tiempo que este hace magia cuando este se
encuentra cara a cara con Kevin Hart (comediante que aquí se descubre bastante
fresco en su interpretación) pues sin
lugar a dudas estos se comen la pantalla solos (no sé si esto sea bueno o malo
siendo Stallone y De Niro los protagonistas, pero esto es solo en un corto
lapso de tiempo). Ya lo de la aparición de Kim Basinger es un mero recurso
dramático para torcer un poco más las motivaciones del personaje de Razor
(Stallone) pero al final no deja de descubrirse solo como un recurso meramente
maniqueo para abonar más a la sensibilidad del respetable, con todo y que
Basinger saca a buen puerto un papel que tampoco se percibe tan complejo pero
sin lugar a dudas la experiencia de la actriz logra dotar de seriedad al mismo.
Por otra parte es importante mencionar que el
discurso de la cinta no solo queda en aspectos meramente revisionistas y
nostálgicos de un cine que fue (aunque al parecer ahora Stallone pudiera
parecer sinónimo de este fenómeno cultural postmodernista), si no que también
el guion abona en un análisis sobre la mediatez del estrellato y los fenómenos
socioculturales que se dan en las redes sociales (aunque no ahonde demasiado en
esto), o como diría el propio Andy Warhol varias décadas atrás “en el futuro
todo mundo será famoso durante quince minutos” haciendo alusión al poder de los
medios de comunicación y el claro crecimiento desmedido de los reality shows. Ahora
bien la labor de Segal detrás de cámaras es bastante correcta pues nunca pierde
de vista los elementos importantes que hacen de Ajuste de cuentas una comedia
entretenida, más sin embargo por momentos el director de Get Smart (2008) deambula
por los terrenos del telefilme lo que da un bajón considerable sobre todo en su
tramo final cuando se cierran subtramas como las del nieto y el hijo perdido de
Kid (aunque el montaje y ritmo del enfrentamiento final entre los dos
pugilistas es bastante emocionante pues Segal resuelve visualmente bien este y por supuesto la alegoria que representa el tema boxistico queda bastante claro).
Así que sin más que abonar a este análisis diré que
me gusto Ajuste de cuentas, si con todo y algunos aspectos trillados en el
guion, con las posibles malas actuaciones de Sly y De Niro, con la posibilidad
perdida de haber hecho una comedia realmente negra, pero más sin embargo debo agradecer
que este ejercicio revisionista se descubre honesto en su planteamiento, por lo
cual no engaña a nadie y si usted está dispuesto a verla sin prejuicios encontrara
eso, una historia afable en donde podremos ver el posible futuro que tuvieron
Rocky Balboa y Jack La Motta en un universo paralelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario