sábado, 12 de abril de 2014

EL LOBO DE WALL STREET de Martin Scorsese

Título
original: The Wolf of Wall Street
Año: 2013
Duración: 179 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guión: Terence Winter (Libro: Jordan Belford)
Música: Howard Shore
Fotografía: Rodrigo prieto
Reparto: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Kyle Chandler, Cristin Milioti, Rob Reiner, Matthew McConaughey, P. J. Byrne, Jon Bernthal, Jean Dujardin, Kenneth Choi, Henry Zebrowski, Joanna Lumley, Brian Sacca, Jon Favreau, Ethan Suplee, Spike Jonze, Katarina Cas, Barry Rothbart, Shea Whigham
Productora: Paramount Pictures / Red Granite Pictures / Appian Way
Género: Drama.



A lo largo de cuatro décadas Martin Scorsese ha sabido filtrar a través de honestos y oscuros relatos cinematográficos ese fenómeno cultural que discursa sobre las consecuencias de habitar en la tierra prometida, la nación de las barras y las estrellas, ese país donde puedes ser alguien si te lo propones, donde ese alguien solo puede materializarse si se logra el éxito económico aunque al final este deseo solo sea un espejismo y los protagónicos de dichas historias queden quebrados emocionalmente al descubrir su realidad; de ahí que filmes como Malas Calles (1973), Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980), El Color del Dinero (1986), Buenos Muchachos (1990), Casino (1995) o Pandillas de Nueva York (2002) son una muestra clara de esto y por supuesto exploran dicho fenómeno de manera incisiva y hasta antropológica.

Pues bien con esta El lobo de Wall Street el autor italoamericano cambia las bandas de gánsteres por una banda de sujetos corredores de bolsa, tipos que por el hecho de no usar pistolas o métodos netamente sanguinarios como los que impartía Tommy De Vitto (Joe Pesci) para lograr sus objetivos en la mencionada Buenos Muchachos, no quiere decir que no hagan daño, pues incluso estos delincuentes de cuello blanco causan mayor perjuicio al realizar su fechorías puesto que estas tienen un impacto más amplio cuando usan los principios básicos del capitalismo en aras de su propio bienestar económico. La historia nos sitúa en el año de 1987 y nos presenta a un joven llamado Jordan Belford (Leonardo Dicaprio), sujeto que llega a la gran ciudad de Nueva York para comenzar como aprendiz de corredor de bolsa en Wall Street,  pues como nos dice el propio protagonistas, él siempre ha querido ser millonario y no aspira a otra cosa más que eso, de ahí que dicho lugar es el mejor sitio para lograr sus metas.

Total que ahí es instruido por un experimentado corredor de bolsa llamado Mark Hanna (un inspirado Matthew McConaughey) el cual le explica todos los métodos para hacerse millonario estafando a sus clientes (claro y unos cuantos métodos para desestresarse de tan abrumador trabajo, como masturbarse unas tres o cuatro veces al día, jajaja). Total que cuando Belford se encuentra motivado en su nuevo trabajo llega el espantoso lunes negro y la bolsa sufre una espantosa caída por lo cual muchos quedan sin trabajo incluyendo a nuestro protagonista. Empero en busca de trabajo el joven Jordan llega a un humilde negocio de ventas por teléfono donde también se venden acciones de pequeñas empresas, donde el mercado potencial es el grueso de la población trabajadora, la cual al igual que el propio Belford buscan el sueño americano; de ahí que este con la experiencia adquirida logra hacerse de cierto capital al vender las mencionadas acciones.

Sin embargo Belford quiere jugar en las ligas mayores y sabe que su actual trabajo no lo hará regresar a Wall Street, pero como el destino es caprichoso, nuestro protagonista conoce a un peculiar vendedor llamado Donnie Azoff (Jonah Hill), sujeto de afable sonrisa con el cual emprende el proyecto de formar su propia empresa de acciones (por supuesto todo gira en una gran estafa para hacerse ricos solo ellos) por lo cual también reclutan a más amigos con las mismas características “profesionales” que estos, y en un lapso de tiempo relativamente corto tanto Jordan Belford y compañía logran amasar una gran fortuna convirtiéndose en una de las casas de acciones más poderosas de Estados Unidos. Lo que sigue después será presenciar todo una orgía de excesos donde las drogas y el sexo estarán presentes (enanos arrojados con trajes de velcro como si tiro al blanco se tratara en plana oficina, jajaja)  en la nuevas vidas de Belford  y Azoff, entretanto sus riquezas crecen hasta niveles insospechados hasta que el agente del FBI Patrick Denham (Kyle Chandler) comienza a investigar los sucios negocios de la empresa Stratton Oakmont y pretende echarle el guante a Belford y compañía.

Definitivamente visualizar la cinta de Scorsese es toda una delicia para cualquier espectador que guste del humor negro ácido hasta el tuétano, y es que la cinta plantea una farsa bien estructurada en la cual quedan al descubierto varios aspectos socioculturales de los cuales el director de Los Infiltrados (2006) se pitorrea de forma bastante inteligente, primeramente realiza una exploración psicológica bastante acertada de su personaje principal, sujeto despojado de toda ética moral y demás valores que se mueve por meras motivaciones económicas sin que le importen las atroces consecuencias de sus actos. De ahí que personajes de apoyo como el efímero Mark Hanna que interpreta bastante bien Matthew McConaughey van esbozando los rasgos discursivos del filme que a Scorsese le interesan resaltar (decadencia cultural, el exceso de poder y aspiraciones mediáticas engañosas), por lo cual y aunque vamos encontrando individuos que en la vida real serían bastante detestables, es ese ápice de jocosidad con el que cuentan estos lo que los hace hasta cierto punto afables con el espectador (presenciar los excesos que DiCaprio con su séquito de compinches es surrealista, si no basta con presencia la orgia que estos realizan en un avión en pleno vuelo a Las Vegas para celebrar la despedida de soltero del susodicho por el simple hecho de poderlo hacer).

Es así que Scorsese evita el camino dramático como pasaba en Wall Street (Oliver Stone, 1987) por ejemplo, más sin embargo este no olvida  la exploración ideológica de esos aspectos  lúgubres y densos de esa parte de la historia de Los Estados Unidos, por lo cual detrás de tan corrosivo e hilarante espectáculo (el cual  Scorsese deja fluir hasta sus últimas consecuencias) existen cuestionamientos bastante puntuales sobre el que hacer de las políticas económicas de dicho país y como el propio sistema permite torcer de bastantes maneras la propia ley. Por otra parte hay que mencionar que la cinta funciona bastante bien gracias al tándem conformado por Leonardo DiCaprio y Jonah Hill, pues estos además de contar con gran química entre ellos, se entregan en cuerpo y alma en la encarnación de unos personajes que les exigen gran desarrollo psicológico (haciéndolos creíbles aun en los momentos más destornillantes del filme), los cuales llegan a rozar por momentos la comedia física más arriesgada (memorable performance de Leonardo DiCaprio cuando en pleno pase de drogas intenta subir a su auto para conducirlo) al tiempo que también se balancean bastante bien los pasajes que incluyen momentos más serios.

Por tal motivo hay que mencionar que el casting seleccionado por Scorsese es más que el indicado, por una parte aquí encontramos a un DiCaprio en estado de gracia, bien mimetizado con su personaje, arriesgado como nunca y capaz de interpretar un género al cual no lo habíamos visto como es la comedia; motivo por el cual su Jordan Belford siempre se encuentra en los terrenos del patetismo más absurdo, más sin embargo como mencionaba es el aplomo del intérprete de Los Infiltrados (2006) lo que dota de carisma al personaje, por lo cual el espectador sigue de manera puntual sus actos y le preocupan tanto las consecuencias de sus actos como su destino (por supuesto esto gracias también a la buena hechura del guion de Terence Winter). Por supuesto el regordete Jonah Hill demuestra de nueva cuenta que la comedia es lo suyo y se mueve como pez en el agua en esta cinta complementando a la perfección a Leonardo DiCaprio. El resto de los actores de apoyo como Jean Dujardin (genial explotando su vis cómica), Rob Reiner (genial haciendo de papa de Belford), Margot Robbie, John Favreau (más un cameo que otra cosa)  aportan también enérgicas interpretaciones para redondear el filme.

Finalmente la preciosista fotografía de Rodrigo Prieto (Argo, 2012) le aporta esa elegancia visual al filme y por supuesto es imposible no volver a alabar la intensidad con la cual  Scorsese dirige esta excelente cinta (como si tuviese 30 años), pues el ritmo trepidante, la mala leche y por supuesto su discurso políticamente incorrecto (el cual molesto a más de uno) hacen que este Lobo de Wall Street se convierta en uno de los filmes más disfrutables del año. Es algo así como volver a ver a los Rolling Stones regocijándose en sexo, drogas y rock and Roll.




 

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