Año: 1994
Duración: 99 min.
País: Estados Unidos
Director: Woody Allen
Guión: Woody Allen & Douglas McGrath
Música: George Gershwin
Fotografía: Carlo Di Palma
Reparto: John Cusack, Dianne Wiest, Chazz Palminteri, Jim Broadbent, Rob Reiner, Harvey Fierstein, Mary-Louise Parker, Jennifer Tilly, Tracey Ullman, Joe Viterelli, Jack Warden, Debi Mazar
Productora: Sweetland Films / Miramax International
Género: Comedia.
David Shayne (John Cusack) es un escritor de novelas
que no ha tenido éxito con sus obras para ser adaptadas al teatro, esto porque
las mismas son demasiado personales e “intelectuales”, de ahí que nuestro amigo
pase por ese periodo oscuro que todo sujeto enfrenta cuando se dedica a crear
algún tipo de arte (aquí quiero aprovechar para hacer un pequeño paréntesis
pues su servilleta quien esta inmiscuido en eso de la creación artística
comprende que hay infinidad de factores que muchas veces no dejan que la obra
del autor vea la luz en recintos “oficiales” destinados por el propio Estado
los cuales darán legitimidad a lo que ahí se exhibe, pues ya sea por
incomprensión de los jurados, mafias e incluso el ego del mismo creador, el
proceso de llevar la obra a la luz resulta muchas veces infructuoso y lacerante;
habiendo dicho esto continuo). De ahí que cuando nuestro taciturno protagónico está
a punto de perder toda esperanza para seguir fiel a su visión personal sobre la
dramaturgia y ver adaptada alguna obra suya, a David le llega un rayo de
esperanza cuando su representante le comunica que hay un sujeto que está
interesado en llevar a cabo su última obra.
Solo hay un pequeño detallín (jajaja), el sujeto es
ni más ni menos que Nick Valenti (Joe Viterelli) el capo más poderoso de la
ciudad, empero y por si esto fuera poco (pues David no le puede decir que no
pues eso significaría que su cuerpo apareciera en algún canal de Manhattan) la
única condición que ha puesto Valenti para financiar la obra es que le den un
papel a su “querida”, la enfadosa y no menos castrante Olive (genial Jennifer Tilly),
bailarina exótica que no cuenta con la menor idea (y aptitudes claro) sobre los
requerimientos que se necesitan para actuar en teatro. Total que David (Cusack)
pasa por alto estas cuestiones (bueno la segunda no tanto) pues su deseo de
triunfar en Broadway es más grande que estas vicisitudes y se anima a juntar al
reparto para su obra.
Sin embargo este emocionante inicio será solo el
comienzo del calvario que David sufrirá, pues entre batallar con los egos de
estrellas en decadencia como Helen Sonclair (Dianne Wiest apoderándose de cada
escena en la que aparece) con quien surge un amorío platónico, o Sheldon
Flender (Rob Reiner) un actor británico con problemas de compulsión alimenticia,
David también tendrá que enfrentar los caprichos de Olive, quien al ver que su
papel es en demasía reducido le exige reescribir la obra (jajaja), y si a esto
aunamos que la dichosa bailarina convertida en actriz siempre está acompañada
de un matón llamado Cheech (Chazz Palminteri haciendo lo que mejor sabe) el
cual tiene como propósito hacer que se haga la voluntad de la mencionada por
órdenes de su jefe (y quien por azares del destino terminara modificando la
obra, jajaja no es broma), pues ya sabrán, el proceso de llevar la obra a buen
puerto parece casi imposible.
Definitivamente y sin temor a equivocarme puedo
decir que Balas Sobre Broadway es quizá una de la cintas más redondas de Allen,
y decir eso ya es bastante difícil cuando el autor tiene en su filmografía magnificas
obras como Interiores (1978), Annie Hall (1979), Manhattan (1979) o más
recientemente Match Point (2005) por mencionar solo algunas, pero lo que hace
de esta cinta una joyita además del diseño de arte (por supuesto que nos
muestra un exquisito artdeco) es la facilidad con la que Allen despliega toda sapiencia
en varios terrenos como son las bellas artes y por su puesto el que hacer
narrativo del medio audiovisual como es la cinematografía (o como diría mi buen
amigo Juan Pablo, el buen Woody ya tiene los aspectos cinematográficos bien
masticaditos por lo que cualquier cosa que haga ya es garantía).
Y lo mejor y como siempre sucede en la obra de
Allen, esta se percibe honesta, despojada de cualquier grandilocuencia (aunque
es imprescindible conocer las referencias que el autor nos va presentado para
disfrutar en su totalidad el film) por lo cual se vuelve accesible; es por eso
también que Balas sobre Broadway se puede descubrir como ese amor que el
director neoyorkino le tiene al teatro (retratar en forma de comedia el proceso
creativo del montaje de la obra además de hallarse puntual, de igual manera
desprende varias , no es casualidad que los personajes se descubran humanos y
por supuesto es inevitable también percibir que el autor se interesa por ellos.
Es así pues que todos gozan de cierto encanto y motivaciones, desde las
aspiraciones de triunfo de un inocente David (un acertado y carismático Cusack que dota de personalidad a su personaje), el cual ira perdiendo
poco a poco la fidelidad en sí mismo y su obra con tal de obtener éxito (al
final su texto queda totalmente despedazado pero obtiene el éxito comercial),
lo cual por supuesto hace que este se cuestione sobre la verdadera valía del
arte y su como este es decodificado por las masas.
De ahí que el discurso que plantea Allen se descubra
bastante incisivo pero a la vez lúcido, pues las aristas que el autor de Annie
Hall esboza hace que varios aspectos sobre el quehacer artístico se presenten
no solo como esa exposición mediática de los aspectos positivos y los no tan
agradables del mainstream, si no que exhibe de manera acertada lo complejo que
es ese micro universo llamado arte (en este caso el del teatro) y la
materialización del mismo. Por otra parte y reforzando la misma tesis, los
demás personajes trabajan como piezas de reloj y redondean el relato, como el
que realiza de forma impecable Dianne Wiest, materializando a un estrella en decadencia
(o como las mujeres cuando llegan a cierta edad son discriminadas para papeles protagónicos),
pero definitivamente el que le da esa exquisita y creativa vuelta de tuerca tan
original es el del personaje de Cheech que interpreta magistralmente Chazz
Palminteri (cuando descubran que hace con el personaje de Jennifer Tilly no podrán dejar de reír) , cuando descubrimos que nuestro osco matón no es tan indocto como
parece y tiene una sensibilidad con la que David esta desprovisto, por lo cual
y ya inspirado y en complicidad del segundo termina por reescribir de la obra
de este convirtiéndola en un éxito.
Así que estimados lectores sin decir más pues no existen palabras para describir lo divertida e inteligente que resulta el visionado de esta comedia, solo puedo decir que si no han visto Balas
Sobre Broadway de verdad no dejen pasar la oportunidad de descubrir esta delicada
obra, la cual además de contar con un guion excepcional, tiene excelentes
actuaciones, una puesta en escena como pocas (la fotografía de Carlo Di Palma
es preciosa) y una banda sonora igual de bella que hacen de esta cinta de Allen
uno de sus mayores logros cinematográficos.
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