Año: 2013
Duración: 149 min.
País: Estados Unidos
Director: Gore Verbinski
Guión: Justin Haythe, Ted Elliott, Terry Rossio
Música: Hans Zimmer Fotografía: Bojan Bazelli
Reparto: Armie Hammer, Johnny Depp, Tom Wilkinson, William Fichtner, Ruth Wilson, Helena Bonham Carter, James Badge Dale, Bryant Prince, Barry Pepper, Harry Treadaway, James Frain, Mason Elston Cook, Joaquín Cosío
Productora: Walt Disney Pictures / Jerry Bruckheimer Films/
Genero: Aventuras.
Como muchos sabrán el personaje de El Llanero
Solitario surge como un vehículo de divertimento en el medio radial en la
primera etapa de este medio de comunicación en la década de los treinta, en la
cual se contaban infinidad de historias donde el punto nodal era por supuesto
que el protagonista con antifaz acompañado de su fiel amigo Tonto (Toro en
Latinoamérica para no herir susceptibilidades) hacían cumplir la justicia a
todos aquellos que torcían las leyes. Por supuesto el éxito fue tal que después
el personaje brincaría a la pantalla chica a finales de los años cincuenta con
actores reales y mucho después y ya a mediados de los setentas se produciría
una adaptación de dibujos animados para televisión.
Por supuesto el misterioso personaje representaba
esa materialización del american way of life (como en su momento lo fue
Superman), sin embargo con la decadencia del western (ya para finales de los
cincuenta) pues el personaje perdió protagonismo en el público, aunque
indudablemente representa un poderoso símbolo para la cultura norteamericana.
Pues bien parece que el director Gore Verbinski ha encontrado en el legendario
justiciero un ápice de interés, por lo cual se arriesgó a levantar dicho proyecto
de la mano del siempre capitalista Jerry Bruckheimer (experto en solventar
espectáculos descerebrados para las masas), sin embargo la cosa no es tan mala
como parece, pues después de ver los resultados del film se nota que el
director de El Aro (2002) está comprometido con el material (pues el filme es
un proyecto personal), dando como resultado una atípica cinta que si bien mama
de los seriales de la década de los treinta y cuarenta por contener elementos
algo naif, también contiene aspectos narrativos y simbólicos bastante perversos
que hacen de este Llanero Solitario un raro blockbuster (tal vez por eso su
mala respuesta en crítica y taquilla) que sin embargo resulta entretenido.
La historia comienza en el año de 1933 cuando un
niño (Mason Cook) ataviado con ropajes de vaquero ingresa a una feria, lugar en
donde visita una carpa en la cual se exhiben todo tipo de elementos de cómo era
el viejo oeste a finales del siglo XVIII, ahí se queda frente a la estatua de
un nativo norteamericano llamado Toro (Johnny Depp), el cual de repente toma
vida y comienza a contarle al chico sobre la leyenda de que El Llanero
Solitario (Harmie Hammer) en verdad existió. Es así como la historia nos
traslada al año de 1869 en el estado de Texas, lugar en donde los rangers que
comandaba el valiente sheriff Dan Reid (un James Badge Dale que se hace de su
papel) hacían hasta lo imposible por mantener el orden y la insipiente
civilidad en el poblado de Colby, esto para que el “progreso” que trae la
llegada del ferrocarril de la mano de Latham Cole (TomWilkinson), no causara
problemas con la colonia de los pocos nativos que cohabitan a las afueras del
poblado, los cuales por cierto se hallaban marginados ante la llegada de este
medio.
Sin embargo la existencia de un degenerado
bandolero llamado Butch Cavendish (excelente Willian Fichtner) quien junto a su banda de asesinos mantiene
asoleado al poblado, parece ser esa
piedra en el zapato para el sheriff Reid. Pero cuando parece que por fin
se hará justicia y se acabara con la ola de violencia que provoca el bandolero (pues
Cavendish está a punto de ser colgado y se halla en el interior del tren que
llegara a Colby), su banda de cuatreros lo rescatan de ser ejecutado y es
cuando entra en escena un joven abogado e idealista fiscal llamado John Reid (hermano
de Dan) quien en este suceso conoce a Toro (Depp) cuando Cavendish escapa del
tren. Cabe hacer mención que la primera secuencia de acción en el tren goza de
gran fluidez narrativa y se percibe bien resuelta a nivel visual.
Total que el magnate ferroviario Latham Cole impone
a el sheriff Reid que acabe de una vez por todas con Cavendish o de lo contrario lo revelara
del cargo, y es así que los hermanos Reid junto a otros Texas rangers salen en
busca del peligroso asesino, solo que al parecer todo era una trampa y en la
misión mueren todos cuando son emboscados y solo sobrevive el inexperto e
idealista John Reid (Harmie Hammer) quien con la ayuda de Toro (el cual recoge
su cuerpo mancillado) se convertirá en el misterioso enmascarado que devolverá
la paz al pueblo de Colby cuando se convierta en El Llanero Solitario. A
grandes rasgos esta es la premisa del film de Verbinski quien se encarga de
llevar a buen puerto un guion que si bien no es nada del otro mundo, por lo
menos tiene la pericia para mantener una solvente dirección para que los 149
minutos que dura el filme no se hagan pesados (aspecto que se agradece).
Y es que el filme separa de manera muy marcada
tanto el planteamiento, desarrollo de personajes, historia, clímax y la conclusión,
por lo cual el espectador puede vislumbrar de manera muy clara dichos aspectos
narrativos, de ahí que la primera parte es toda una delicia para aquellos amantes
de los western de Sergio Leone, pues en este segmento se plantean de manera
bastante acertada la presentación y motivación de los personajes que han de
coexistir más adelante en la historia, incluso el hecho de mantener hasta
cierto punto al personaje de Toro (Depp) como una entidad con una moral ambigua
y un pasado no muy claro (aspecto que se revela hasta el tercer acto), hace más
marcado las citas a la obra de Leone. Incluso los parajes desolados en donde se
desarrolla la historia (con sus esplendidas panorámicas), la existencia de la
banda de cuatreros comandada por Cavendish y su sadismo (atípico en una cinta
financiada por la Disney) y la presentación del personaje de Dan Reid como estoico
sheriff del lugar son dignos de un spaghetti western (así como su fatídico
deceso).
De ahí que para la segunda mitad cuando hemos de
presenciar el nacimiento del héroe enmascarado (la venganza es su motor
motivacional en un inicio y la simbologia de su mascara), la cosa si bien no se torna menos interesante si da
un bajón en cuanto a las expectativas levantadas en un principio, aunque hay
que decir que el origen del mismo se torna bastante jocoso tanto como místico
(la entrega de la placa de ranger y el antifaz por parte de Toro, así como la
llegada de su caballo Silver están bien resueltos), incluso la interacción entre
Depp y Hammer como dupla dispareja tiene sus momentos gloriosos gracias a la
química entre estos, pues el espectador puede presenciar el buen desempeño
actoral del intérprete de la Red Social (David Fincher, 2010) haciendo de su
John Reid un personaje que no se queda solo en un arquetipo plano, y es que con
todo y que la encarnación del mismo es demasiado anacrónica (por su carga
ideológica en un mundo más cínico donde el espectador se identifica más con
personajes más complejos como Batman o James Bond por ejemplo), es inevitable
no sentir empatía por este Llanero Solitario, todo gracias también a la vis cómica
que Hammer despliega para los momentos menos ominosos del film (aspecto que ya
dominada en Espejito, Espejito de 2012).
Y es en este punto donde podemos identificar que el
humor empleado por los guionistas y el director (en ocasiones hasta cierto
punto tonto si se quiere llamar) funciona como una especie de recurso
argumental en momentos bien específicos del film que relajan al espectador
(sobre todo a los más pequeños) para situaciones bastante escabrosas, las
cuales recaen en la figura del villano en turno y sus extraños gustos
culinarios (mi hija aun me pregunta por qué Butch Cavendish tiene ese gusto
extraño por la carne humana). De ahí que la encarnación de Depp como Toro no es
más que ese comic relief que ocupaba la historia para mantener esa “inocencia”en un relato que guarda entre líneas un discurso mordaz sobre la condición
humana, el valor de la heroicidad y tal vez el más importante; las
consecuencias negativas del capitalismo y la despersonalización del sujeto, los
cuales recaen en el llamado progreso y avances tecnológicos (aquí retratados en
el nacimiento del tren), por lo cual las disertaciones expuestas se perciben
actuales en mundo que está a punto de colapsar ante este régimen económico.
Y si las actuaciones están correctas, como bien
mencionaba sobresale Harmie Hammer gracias a su carisma y el empeño puesto en
su papel, Johnny Depp se encuentra en un punto en el cual domina la encarnación
personajes extravagantes hasta con los ojos cerrados, por lo cual su Toro si
bien podría ser una variación de sus últimos papeles no incomoda y se percibe
menos sobrado que otras veces (aunque es obvio que en ocasiones le roba el
protagonismo a Hammer por el planteamiento del guion). Por otro lado William
Fichtner como ya lo hiciera en Drive Angry (Lussier, 2011) se percibe cómodo
como el antagonista y vuelve a su personaje un verdadero villano (aunque la
conclusión del mismo no estuviera a la altura de lo expuesto en un inicio), Tom
Wilkinson como el ambicioso Latham Cole pues solo pone el rostro para darle
vida a dicho personaje pues se percibe algo flojo en su interpretación; y por
último Barry Pepper como el Capitan Fuller, Ruth Wilson (como el intereses
amoroso de los Reid) y Helena Bonham Carter como Red Harrigton pues parecen ser
cameos de lujo pues sus papeles son tan efímeros que hacen lo que pueden con
estos.
Como aspectos no tan satisfactorios tal vez mencionaría
la forma en cómo se cierra el destino de Cavendish (daba para más su personaje,
tal vez para ¿la versión del director?), así como los constantes cambios de
tono de la historia (y es que aunque alabo que no se tome tan en serio así
misma, la cinta tampoco pretende ser una farsa) pues como mencionaba al inicio
tiene lo mejor del cine de autor (las referencias al western de Leone) y lo
peor del cine comercial (un humor santurrón, grandilocuencia visual y algunos
excesos en el montaje, así como algunos huecos en el guion). Empero es
innegable que el filme de Verbinski logra entretener y en muchos momentos
emocionar (la última secuencia donde la acción se desarrolla en los trenes y el
leif motiv del Llanero Solitario resuena con ganas de la mano de Hans Zimmer, es
imposible no estremecerse mientras este galopa a toda velocidad en su fiel
corcel para salvar a la dama en peligro y hacer justicia).
Mención aparte merece la puesta en escena, pues la
recreación del pueblo de Colby, pero sobre todo el montaje de la acción en
trenes reales (apoyados con efectos digitales claro) le da ese aire de realismo
al filme (exceptuado el clímax final claro el cual es toda una horda de
grandilocuencia visual como mencione antes), así como la imponente fotografía
de Bojan Bazelli (El Aro, 2002) que retrata los
desérticos parajes donde se desarrolla la historia. Total este Llanero
Solitario pudo ser mejor, sin embargo tampoco es un bodrio como se ha dicho,
incluso cojea de los mismos aspectos que Thor: El Mundo Oscuro (Alan Taylor,
2013), más sin embargo vale la pena darle una oportunidad.
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