martes, 31 de marzo de 2015

MI NOVIO ES UN ZOMBIE de Jonathan Levine



Titulo Original: Warm Bodies
Año: 2013          
País: Estados Unidos
Director: Jonathan Levine
Guión: Jonathan Levine (Novela: Isaac Marion)
Música: Marco Beltrani, Buck Sanders
Fotografía: Javier Aguirresarobe
Reparto: Nicholas Hoult, Teresa Palmer, John Malkovich, Rob Corddry, Analeigh Tipton, Dave Franco, Cory Hardrict, Daniel Rindress-Kay, Vincent Leclerc, Alec Bourgeois, Zavier Vaillancourt, Clifford LeDuc-Vaillancourt, Adam Driscoll, Billie Calmeau
Productora: Make Movies / Mandeville Films / Summit Entertainment
Género: Comedia. Romance. Fantástico. Terror

El mundo ha sido devastado, la mayoría de la población mundial se ha convertido en zombies (sin ninguna explicación científica o teológica); seres que ya solo actúan por instinto (realizando las actividades que por costumbre operaban cuando se encontraban con vida). El hecho es que estos seres cada día aumentan la tasa de mortandad entre los pocos humanos que quedan sobre lo que antes fueron ciudades sobrepobladas, pues necesitan comer cerebros para seguir subsistiendo (esa siempre será una gran y fascinante parábola en el cine este subgénero ¿no creen?). El hecho es que quien comienza a contarnos toda esta catástrofe no es más que R (Nicolas Hoult) un chico convertido en un caminante desde hace un tiempo, el único zombie que parece tener conciencia sobre su estado y sobre lo que pasa en su entorno.

Aunque sorprendentemente su mente parece haber tomado lucidez, su cuerpo cada día se deteriora más y sus capacidades motrices son las de cualquiera de los millones de come cerebros que deambulan por todos lados, lo que tarde o temprano lo llevara a convertirse en uno de los peligrosos huesudos (la evolución de los zombies en seres netamente sin conciencia y altamente letales). De ahí que la historia se torne bastante jocosa e inteligente, pues nuestro protagonista no es más que un zombie que parece preguntarse su actual condición, la cual dicho sea de paso no le agrada para nada, pues el hecho aberrante de que necesite matar para alimentarse se convierte en un verdadero suplicio, empero esto se vuelve inevitable cuando orgánicamente su condición así se lo pide.

Motivo por el cual infinidad de disertaciones comienzan a invadirlo como que se supone que es, pues no pertenece ya a los vivos y al parecer tampoco encaja con los muertos, por tal motivo dichos pensamientos se tornan cada vez en más cercanos a emociones  (lo juro no es broma) de inconformidad con el hecho de que deba realizar las actividades de “zombie”, por lo cual comienza a sobresalir de entre sus compañeros, sin embargo esto se agudiza cuando cierto día nuestro peculiar protagonista sale de “caza” con un pequeño grupo de caminantes para saciar su extravagante apetito y se encuentran con una pequeña comitiva de jóvenes encargados de extraer de las ciudades fantasmas que representaban las urbes, comida y medicinas para seguir manteniendo con vida a un pequeño sector que comanda el General  Grigio (John Malkovich).

En dicho grupo se encuentra la hermosa Julie (Teresa Palmer) hija de Grigio, quienes en determinado momento se encuentran con R y compañía y pues sucede lo inevitable, puesto que los zombies son guiados por el olor que emanan los chicos y salen a saciar su apetito. Empero ocurre algo inexplicable pues cuando R devora el cerebro de uno de los chicos (Dave Franco) y la comitiva se lanza para hacer lo mismo con los demás, este vislumbra a Julie y siente (si lo menciones de nuevo) la necesidad de salvarla, pues al parecer ha quedado enamorado de la chica.

Y es así como R rescata a Julie y la lleva consigo a su guarida secreta llena de reminiscencias a la cultura pop (los acetatos que destilan nostalgia por tiempos mejores, y el guiño a Lucio Fulci son impagables)  donde ambos convivirán y crearan un vínculo especial, en el cual el amor que florece en estos disfuncionales sujetos parece ser la única cura para volver a la humanidad a su estado inicial. De entrada si usted lee la premisa podría pensar que esta parece bastante jalada de los pelos o en el peor de los casos la materialización de un bodrio tipo saga Crepúsculo (2008-2012), sin embargo debo decir con gran aplomo que desde que la cinta arranca el humor negro se encuentra presente, y es de agradecer que dicho humor se torne incluso autocrítico para con el subgénero, así mismo la banda sonora rica en temas clásicos de exponentes que ya son un referente en la cultura pop (como Scorpions, Bob Dylan, Roy Orbison o Gun´s and Roses por mencionar algunos) se convierten en una verdadero soundtrack que va acompañando el desarrollo psicológico de nuestro protagonista.

Así mismo el punto fuerte es sin duda la evolución de los personajes principales tanto el que interpreta de manera más que convincente el carismático  Nicolas Hoult como un atolondrado y carismático zombie, pues mientras este va descubriendo su propia humanidad a través de los sentimientos que afloran por Julie, el espectador descubre en este peculiar personaje un símbolo que representa esa inconformidad de ser parte del sistema; de hacer los que las masas dictan o simplemente de reclamar el derecho de la individualidad como sujeto. Digamos pues que el discurso si bien podría parecer bastante evidente y aunque en general  el mensaje es bastante positivista no resulta  incómodo (aunque sea una cinta de zombies) pues la materialización de este se percibe en demasía honesto.

Por supuesto Teresa Palmer presta su físico para cumplir el rol de la dama en peligro de nuestro protagonista y aunque su personaje no resulta tan complejo en desarrollo psicológico, si se complementa a la perfección con Hoult y se crea entre ellos una gran química que resulta agradable a la historia. Ahora bien el film como hemos dicho no resulta ni mucho menos denso ni mal sano como los cánones del subgénero dictan, sin embargo esto no quiere decir que por dichos motivos la cinta sea simple, empero es importante resaltar que Jonathan Levine acierta bastante bien como narrador y su cinta fluye de manera natural haciendo que su visionado resulte grato para con el espectador.

Y es de agradecer también que se note un aporte plástico en la concepción de las tomas y diversos encuadres de cámara, pues estos aportan de personalidad al filme; de ahí que el trabajo del director de fotografía Javier Aguirresarobe se perciba rico en matices y paleta cromática, como regularmente acierta en los proyectos que participa. Así que para cerrar diré que Mi Novio es un Zombie se descubre como un tierno y amable filme que mama de clásicos como Romeo y Julieta o La Bella y la Bestia, pero con la suficiente personalidad para no plagiar a ninguna de las mencionadas y levantarse como una propuesta simpática y original, una cinta de zombies en la cual no se extraña la ausencia de sangre pues esta es todo corazón, y en la cual se puede descubrir que la máxima de Buda era verdad, el odio no se combate con odio si no con amor.
 

jueves, 26 de marzo de 2015

ENEMY de Denis Villeneuve



Titulo original: Enemy
Año: 2013          
Duración: 91 mins.
País: Canadá
Dirección: Denis Villeneuve
Guión: Javier Guillón (Novela: José Saramago)
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans             
Fotografía: Nicolas Bolduc
Reparto: Jake Gyllenhaal, Mélanie Laurent, Sarah Gadon, Isabella Rossellini, Joshua Peace, Tim Post, Kedar Brown, Darryl Dinn, Misha Highstead, Megan Mane, Alexis Uiga
Productora: Coproducción Canadá-España; Rhombus Media / Roxbury Pictures / Mecanismo Films
Género: Intriga. Drama | Drama psicológico

Adam (Jake Gyllenhaal) es un profesor de historia en una pequeña facultad de una gran urbe, de esas que cuentan con millones de personas que cohabitan unas con otras, una experiencia que cada vez se torna más animalesca (pues la convivencia entre individuos queda reducido a simples protocolos sociales para no matarnos entre nosotros); ya que como si de una programación genética se tratase, los individuos realizan diversas actividades que se convierten en rutinas diarias, como salir temprano de casa para ir a trabajar para regresar después y consumir el poco tiempo que les queda de cada jornada para continuar de nuevo al siguiente amanecer. Como es el caso de nuestro protagonista, un sujeto que vive por inercia, puesto que parece no tener motivaciones más allá de realizar sus labores profesionales.

Aunque de vez en vez realice funciones de apareamiento con su hermosa novia Marie (Mélanie Laurent) con la cual después de desahogar estas necesidades meramente fisiológicas, terminen por lo regular en la partida de ella a su departamento. Empero la apacible y digámoslo claro también (hastiada) vida de Adam se torna espeluznante cuando cierto día un colega (un profesor de matemáticas) le recomienda el visionado de una película y en esta descubre que uno de los actores secundarios es la viva imagen de sí mismo. Lo que hará que Adam emprenda una búsqueda de dicho sujeto para descubrir el origen de este error genético (o funesta jugada del destino), pues ahora infinidad de interrogantes aparecen en su cabeza, pero tal vez la más impactante sea la de descubrir que su individualidad como ser humano ya no existe.

Sin embargo cuando por fin logra conocer a su “duplicado”, el actor secundario de cintas de dudosa calidad, Anthony Saint Calire (Gyllenhaal); descubrirá que hubiera sido mejor dejar las cosas como estaban, puesto que este en comparación con él, no vera con tan buenos ojos la existencia de otro hombre con idénticas características, pues desde la aparición del profesor de historia, la vida de Anthony queda cuarteada cuando su mujer descubre la presencia del primero. Es por tal motivo que ahora lo que parecía un simple ejercicio de disipar elementos de curiosidad, se torna en un juego perverso en donde ambos sujetos deberán luchar por conservar su estatus de individualidad.

De entrada la premisa es en verdad interesante, como ya lo planteara el grandioso José Saramago en su novela El Hombre Duplicado,  es un ir y venir en un laberinto de vueltas de tuerca que nos llevan a un viaje de los más lúgubre y retorcido en la psique de sus personajes principales, acá Tertuliano Máximo Alfonso y Daniel Santa Clara, y en la cual Saramago planteaba a través de una portentosa narración y algunos apuntes de humor negro (el nombre de Tertuliano tiene gran significado en la psique del protagonico y lo dota de identidad), un psico thriller que descubría en su tesis la importancia de la individualidad como sujetos irrepetibles en un universo tan basto, por lo cual la existencia de dos individuos iguales no puede significar más que un retorcido error natural (o quizá encierre aspectos más complejos como se lee entre líneas el apabullante final de la novela).

Pero bueno hablamos de la cinta del director Denis Villeneuve, quien toma los elementos más significativos de la novela de Saramago para hacer su propia versión (si leíste la novela podrías quedar un poco decepcionado, pues la novela es más rica en cuanto a la exploración y desarrollo de personajes y situaciones), lo que da como resultado una efectiva cinta que recuerda un poco a Hitchcock (me vino a la mente Vértigo) y también goza de algunos apuntes Lynchianos, pero claro conservando la distancia, aunque este guarda su propia identidad. Y es que desde el arranque de la misma podemos empezar a vislumbrar que la experiencia será lo más cercano a experimentar una pesadilla, pues de entrada el primer plano que nos muestra la basta ciudad nos adentra en un ambiente opresivo, casi asfixiante (todo gracias a una impecable fotografía en tonos ocres) para después presentarnos a su aletargado protagonista, un sujeto tan apático por la vida que conforme avanza la cinta nos preguntamos si en verdad tiene el derecho de reclamar su existencia en comparación a su contraparte.

Así pues la cinta avanza con un ritmo pausado que nos va llevando de la mano en esta inquietante historia haciendo que el espectador no suelte la suelte jamás hasta la culminación de la misma, es por eso que Villeneuve cumple perfectamente con las labores de narrador, pues logra construir un universo propio en donde los dos personajes que interpreta Gyllenhaal son el punto nodal, por lo cual tanto los personajes de Marie (Laurent) y Helen (Sara Gadon), e incluso el que interpreta casi como un cameo Isabella Rossellini como la madre de Adam, se sienten en primera instancia algo desaprovechados, sin embargo después comprendemos que solo son rostros fantasmales o anécdotas en la vida de Adam y Anthony, por lo cual solo sirven para esbozar y diferenciar las personalidades de estos. Por otra parte hay que destacar que la cinta no funcionaría sin la maravillosa interpretación de Jake Gyllenhaal en su doble performance, pues tanto el profesor de historia como el actor de cine se materializan como dos entes diferentes, y es que la actuación del protagonistas de  End of Watch (David Ayer, 2012) es tan precisa que en un principio las diferencia entre los personajes es una sutil línea de caracteres, para después irlos desarrollando exponencialmente en sus diferencias psicológicas, de ahí que dichos personajes se descubran como dos entes totalmente diferentes en fondo, aunque en forma sean idénticos.

Tal vez donde falla la cinta sea en su tercer acto, pues ahí se encuentra anticlimático final que además también se  percibe inconcluso, quizá el director y guionista quisieron dejar interrogantes para que el respetable saque sus propias conclusiones, más sin embargo desde un punto de vista muy particular, a su servidor no le parece que el remate final sea tan acertado. Así bien pues por supuesto puedo recomendar sin vacilar el visionado de Enemy, pues es un film estimulante que invita al espectador a ser partícipe de la historia, y por supuesto encuentra en su denso y lúgubre universo un discurso sobre la pérdida de identidad, algo que Almodóvar abordaría también de manera magistral en La Piel que Habito (2011).